Lanzarote, tierra de promisión, donde hasta los guardianes de la ley se corrompen (uf)

Me contó un pajarito que tiene mucho vuelo sobre la tierra de Lanzarote y de toda Canarias, que, la guapa señora nueva representante de Seprona, supuestamente va a los restaurantes, dice quién es, pide pescado para comer, se hincha de los peces servidos y paga, pero al otro día aparece vestida con su uniforme pidiendo las facturas del origen del pescado que vende tal restaurante. Supuestamente esto sucedió en dos ocasiones, una en el restaurante Brisa Marina de Playa Blanca y en Los Girasoles de La Graciosa. Pienso que si es verdad que esta señora ha llevado a cabo esta acción, es igual como si un policía se presenta ante un vendedor de cocaína, le dice quien es, esnifa algunas rayas pagando, y luego al otro día se aproxima al vendedor y lo detiene por tráfico de droga. Concluyo  que si la señora responsable de Seprona sabía o intuía que el pescado que se servía en los dos restaurantes mencionados no era legalmente capturado, no debió comer de ellos. Todo lo que he informado es supuestamente. Ustedes buenos entendedores comprenderán lo que significa supuestamente, sin añadir doble sentido.