Editorial

Incipit Vita Nova (Empieza una vida nueva). Los clásicos, sea cual sea su naturaleza, dan tranquilidad, sosiego, en tiempos tan dinámicos, tan sorpresivos, como los que nos toca vivir en estos momentos, en los que el periodismo, cualquiera que sea, también se ve acosado por el espíritu de este tiempo (aquí citamos indirectamente a otro clásico, menos atractivo que el primero), sin que nadie pueda prever hasta donde llegará o si realmente no sobrevivirá a lo virtual, a esa nueva madre que nos ha caído de un cielo norteamericano, como todos los cielos que nos obligan a comprar.

El verdadero motor de este diario digital anidado en la Red, donde han encontrado refugio todos los exiliados, heterodoxos, los caídos, los sin trabajo y demás ralea expulsada de esos paraísos artificiales que eran las redacciones de los medios, nos ha pedido insistentemente una editorial para la nueva cara de este proyecto ya anciano (como se estila actualmente) en la red y que ni es el primero (no le apetecía nada serlo) ni tampoco el último (ahí podríamos estar más cómodos) y que nació fruto de una noche en vela de quien no siendo periodista, si estaba poseído (sin que se diera cuenta) de este mal que a los que sí somos nos atrapa y porque quería darle un escarmiento a quien también sin ser periodista, había iniciado otra aventura digital con menor fortuna que éste, es seguir luchando, seguir oponiéndose al poder, sea cual sea su cara, no hay otra ley, no hay otro lema.

Hace ocho años quisimos poner la Verdad y la Libertad como lemas como guías para iniciar nuestra andadura. Y después de caminado tanto y de que manera, los seguimos manteniendo, aunque quieran obligarlo a uno a matizar ambas los que son los auténticos protagonistas de este proyecto periodístico. Cuando el diario sale a la calle cada día, no sabemos si hemos cumplido nuestros propósitos y si los que se atreven a pasear por nuestros caminos están satisfechos. Mirando hacia atrás sin ira la mayoría de las veces y algunas veces con mucha ira, creemos que hemos conseguido mantener un serio equilibrio entre sus exigencias y las de sus enemigos mortales.

Pero lo que tenemos claro y que sigue siendo la piedra miliar,  el arquitrabe, la clave de todos los misterios de este periódico que ahora comienza tras casi un mes de no acudir al día a día, es que daremos noticias, que es lo que define al periodista y al periodismo. Si no hay noticias no hay periodismo y punto. Lo demás, relaciones públicas. Y a ese sagrado principio, si hay todavía algo sagrado, es a lo que nos debemos en esta nueva (bueno, es un decir), andadura de este digital, tan inquieto, tan mutable y que como fruto de lo humano es una mezcla de lo excelso, de lo vulgar, de lo bueno, de lo no que no lo es tanto.

Y como decíamos al principio, citando a Dante Alighieri, uno que se dio el lujo de poner a todo el mundo en el infierno, en el purgatorio o el cielo, según le molestara o le agradara, aunque los serios, afirmaban que lo hacía siguiendo directrices ocultas o mejor, herméticas, nosotros haremos lo mismo, más modestamente, pero con la misma ambición esa que como el poeta mueve los cielos y las estrellas, esas que sin embargo pueden caer, pueden ser derribadas, porque como sentencia otro clásico: “Tat twan asi (tú eres eso)”.

Bueno, aquí los dejamos. Esperemos que le guste este nuevo camino. Otro cambio más, otra adaptación a los imperativos tecnológicos. Esto no acabará nunca. Pero hay que seguir luchando, seguir batallando. Las colinas arden de nuevo.