El Rojo Rojito

Ángel Rafael Lombardi Boscán (*)

¿Cuáles son los colores de la venezolanidad en los últimos veinte años? El amarillo, azul y rojo de la bandera con sus ocho estrellas; el verde oliva militar, algo un tanto disimulado aunque omnipresente, y el “rojo rojito”, que prácticamente lo abarca todo empezando por todos los ministerios e instituciones cuyas fachadas están pintadas de rojo. Nuestra simbología nacional nace y termina con Simón Bolívar. Ni el petróleo, ni las mises, ni las bellezas naturales son competencia para el caraqueño, líder indiscutido de la independencia nacional. Todo aspirante a gobernante en Venezuela se ha arropado con el culto bolivariano.

Desde el chavismo se ha hecho una labor coherente y sostenida por mantener viva la simbología de lo nacional con fines propagandísticos y de control social. Todo esto alrededor del rojo y como trasfondo las menciones cotidianas a Simón Bolívar y las referencias a una grandeza de la patria aunque todo quede en los enunciados. Cambio del nombre del país: El 12 de noviembre de 1999 la Asamblea Nacional Constituyente aprobó el nombre de República Bolivariana de Venezuela. En el año 2006 se cambia el escudo nacional, la bandera y el nombre de las Fuerzas Armadas Nacionales a Fuerza Armada Bolivariana a petición de Chávez. En el 2008, empieza a circular una nueva moneda: el “bolívar fuerte”. A petición también del Presidente Chávez se elaboró el “verdadero retrato del Libertador” digitalizado en el año 2012. La herencia nominalista hispánica en todo su esplendor. Gestos y símbolos; rituales y teatralidad de una mentalidad colectiva que tiene su tótem protector: Simón Bolívar.

Usted llega a Venezuela al aeropuerto Simón Bolívar; se monta en un bus cuya ruta le hará transitar por la Avenida Bolívar hasta llegar a la Plaza Bolívar. Todo tiene una reminiscencia acerca de lo bolivariano aunque la figura histórica de Simón Bolívar sea desconocida en realidad.

¿Qué significa el color rojo? El 4 de febrero del año 1992 los golpistas llevaban una boina roja. Y desde entonces, el color rojo, representa una reminiscencia de un proyecto progresista o izquierdista con naturales conexiones con el comunismo histórico. El proyecto de los golpistas nunca fue democrático aunque utilizaron la desmoralización y el desencanto de toda una sociedad respecto a la Democracia que se inició en 1958 para erosionarla desde adentro utilizando la vía electoral. El programa mínimo era: el nacionalismo bolivariano, la lucha contra la corrupción y el protagonismo popular. El programa máximo es: el mantenimiento del poder sin reparar en las instituciones democráticas preexistentes o en la existencia de perseguidos políticos junto a la represión. Además, a diferencia de la Revolución Cubana en el año 1959, la llamada revolución bolivariana no tiene una épica que mostrar. Ambos alzamientos del año 1992 fueron derrotados y los golpistas indultados.

Mi percepción del proceso bolivariano es muy diferente a lo que dicen sus publicistas. En realidad es un proyecto anti-democrático, militarista, hegemónico, populista y profundamente reaccionario. Hoy el pueblo de Venezuela es más pobre y miserable, además de menos libre, que en el año 1998 cuando todo esto se inició. No les habla el historiador, sino el ciudadano.

(*) Director del centro de estudios históricos de Luz