Memorándum sobre Libia – Mentiras contra el Estado, el Guía y el ejército (I)

Saif Al Islam Gadafi (*)

El objetivo de este memorándum es pasar revista a todo lo que el pueblo libio ha sufrido durante los últimos 6 años. Estos crímenes fueron cometidos en nombre del intervencionismo humanitario, de la protección de los civiles, de la introducción de la democracia y de la prosperidad. Las fuerzas de la OTAN, con ayuda de varios Estados árabes y de algunos libios, atacaron Libia con todos los medios a su disposición. Las justificaciones presentadas eran tan falsas como los pretextos para la invasión contra Irak en 2003. Fue la destrucción sistemática de un país soberano y de una nación pacífica. Esta nota trata de presentar esos crímenes a la comunidad internacional, a las organizaciones de defensa de los derechos humanos y a las ONGs para que apoyen a Libia y a su pueblo en sus innumerables esfuerzos por reconstruir este pequeño país.

Libia en la encrucijada: al principio

La agonía de Libia comenzó el 15 de febrero de 2011, cuando cierto número de ciudadanos se reunieron en calma para protestar contra el incidente ocurrido en la cárcel de Abu Salim. La manifestación fue rápidamente manipulada por elementos de grupos yihadistas, como el Grupo Islámico Combatiente Libio (GICL). Esos elementos atacaron puestos de la policía y cuarteles del ejército en Derna, Benghazi, Misurata y Al-Zawiya para robar el armamento y utilizarlo en su guerra planificada contra el pueblo libio y su legítimo gobierno. Esas acciones gozaron de acompañamiento de la máquina de propaganda de las televisoras Al-Jazeera, Al-Arabiya, BBC y France24, entre otras que exhortaban al pueblo libio a enfrentarse a la policía, que trataba de proteger los edificios gubernamentales y la propiedad privada ante los ataques y saqueos.

Escenas de horror pudieron verse en las calles y en edificios de las fuerzas de seguridad, donde los manifestantes cometieron crímenes indescriptibles contra la humanidad. Miembros de las fuerzas de seguridad, militares y policías fueron degollados, se les extrajo el corazón y sus cuerpos fueron cortados en pedazos en una exhibición de brutalidad y salvajismo.

Por ejemplo, en el primer día de incidentes, el 16 de febrero de 2011, en la ciudad de Misurata, manifestantes supuestamente pacíficos mataron a un hombre, Musa Al-Ahdab, y quemaron su cuerpo. El mismo día, en Benghazi, un oficial de la policía fue asesinado y desmembrado. Esos actos de barbarie fueron perpetrados por personas armadas que utilizaron tanques, ametralladoras y ametralladoras antiaéreas en las ciudades de Misurata, Benghazi y Al-Zawiya. Esas escenas están bien documentadas y pueden verse en YouTube así como en las redes sociales.

O sea, hubo decenas de víctimas, contrariamente a los reportes sesgados de los medios. Según Al-Jazeera, Al-Arabiya y los grupos de oposición libios, a finales de 2011 el número de muertos se elevaba a 50 000. Sin embargo, en 2012, el gobierno de Abdel Rahim al-Kib anunció que la cantidad de víctimas registradas entre el 17 de febrero de 2011 y el fin de la guerra en octubre de 2011 era 4 700 –incluyendo las personas fallecidas de muerte natural. A pesar de la cantidad muy elevada de víctimas que mencionan las estadísticas, no se comunican sus nombres ni identidades y ninguna familia ha solicitado indemnización al gobierno.

La campaña de propaganda y las mentiras que acompañaban las acusaciones contra los militares no se limitaban a la exageración del número de víctimas. Incluso afirmaban que el gobierno utilizaba aviones de guerra contra los civiles, que ordenaba violaciones masivas de mujeres por parte del ejército y de las fuerzas de seguridad con uso de Viagra encontrado en los blindados que utilizaba mercenarios africanos y argelinos y que los pilotos de sus aviones desertaban hacia Malta. Hasta el día de hoy, no se ha probado ninguna de esas imputaciones, que no tienen nada que ver con la verdad. Las investigaciones de la ONU, de Amnistía Internacional y de Human Rights Watch no han logrado verificar ni uno de los 8 000 casos de secuestro que la oposición libia denunció en aquel momento. En realidad, se trata de acusaciones fabricadas y sin ninguna credibilidad…Continuará…

English version

The purpose of this memorandum is to review all that the Libyan people have suffered during the last 6 years. These crimes were committed in the name of humanitarian intervention, the protection of civilians, the introduction of democracy and prosperity. The NATO forces, with the help of several Arab States and some Libyans, attacked Libya with all the means at their disposal. The justifications presented were as false as the pretexts for the invasion of Iraq in 2003. It was the systematic destruction of a sovereign country and a peaceful nation. This note seeks to present these crimes to the international community, to human rights organizations and to NGOs to support Libya and its people in their countless efforts to rebuild this small country.

Libya at the crossroads: at the beginning

The agony of Libya began on February 15, 2011, when a number of citizens gathered calmly to protest the incident in Abu Salim prison. The demonstration was quickly manipulated by elements of jihadist groups, such as the Libyan Islamic Combat Group (GICL). These elements attacked police posts and army barracks in Derna, Benghazi, Misurata and Al-Zawiya to steal the weapons and use them in their planned war against the Libyan people and their legitimate government. These actions were accompanied by the propaganda machine of the television stations Al-Jazeera, Al-Arabiya, BBC and France24, among others that exhorted the Libyan people to confront the police, which tried to protect government buildings and private property before the attacks and looting.

Scenes of horror could be seen in the streets and in buildings of the security forces, where the demonstrators committed indescribable crimes against humanity. Members of the security, military and police forces were beheaded, their hearts were removed and their bodies were cut into pieces in an exhibition of brutality and savagery.

For example, on the first day of incidents, on February 16, 2011, in the city of Misurata, allegedly peaceful protesters killed a man, Musa Al-Ahdab, and burned his body. The same day, in Benghazi, a police officer was killed and dismembered. These acts of barbarism were perpetrated by armed persons who used tanks, machine guns and anti-aircraft machine guns in the cities of Misurata, Benghazi and Al-Zawiya. These scenes are well documented and can be viewed on YouTube as well as on social networks.

That is, there were dozens of victims, contrary to the biased reports from the media. According to Al-Jazeera, Al-Arabiya and Libyan opposition groups, by the end of 2011 the death toll rose to 50,000. However, in 2012, the government of Abdel Rahim al-Kib announced that the number of registered victims between February 17, 2011 and the end of the war in October 2011 was 4,700 - including people who died of natural causes. Despite the very high number of victims mentioned in the statistics, their names and identities are not communicated and no family has requested compensation from the government.

The propaganda campaign and the lies that accompanied the accusations against the military were not limited to the exaggeration of the number of victims. They even claimed that the government used warplanes against civilians, ordered massive rapes of women by the army and security forces using Viagra found in armored vehicles that used African and Algerian mercenaries and that the pilots of their planes They deserted towards Malta. To this day, none of these accusations has been proven, which have nothing to do with the truth. The investigations of the UN, Amnesty International and Human Rights Watch have failed to verify one of the 8,000 abduction cases that the Libyan opposition denounced at that time. In reality, these are fabricated accusations and without any credibility ... It will continue ...

(*) Candidato a la presidencia de Libia