¿Dejamos la Educación Sexual en manos del Porno?

Rut Mónica Díaz/Las Palmas de Gran Canaria

El ‘Profesor Porno’ fue un artículo publicado en 2016 y ya en aquel momento existía la pre-ocupación sobre la educación sexual en manos de la pornografía y cómo ello afectaba a las relaciones íntimas. ¿Ha mejorado la cosa casi 10 años después?

Lo que hemos observado es que, a pesar de lo positivo que aportan, las RRSS o más bien el USO que se les da impactan en el desarrollo cognitivo y en la salud mental. Sin olvidarnos de que las pantallas están acompañando a las nuevas generaciones desde la infancia.

Se pone de moda el ‘desaprender para aprender’, el ‘desdigitalizar’ la vida porque parece que llegamos a un nivel de conciencia. Hablamos de prohibir pantallas, de fomentar la autorregulación. Entre medias… ¿Qué hacemos con la pornografía tomada como modelo del encuentro erótico?

Algo ha quedado claro, queramos o no, que nuestros hijos e hijas vean pornografía no depende tanto de nosotros. Viven en un entorno en el que la pornografía puede llegar a los menores a través de amigos del cole, familiares, descuidos con las pantallas. ¿Qué hacer al respecto? Hablar con ellos sin miedo y sentando buenas bases sobre su Educación Sexual. Puedes estar pensando, no sé por dónde empezar. Edúcate a ti, conócete a ti a nivel erótico, cuando tomes tu sexualidad y erótica como valores a cultivar lo vivirás con la naturalidad que merece y así lo trasmitirás. Si no sabes por dónde empezar para eso están los profesionales de la sexología, acompañamos en esos procesos.

Existe una extraña costumbre que es: la ‘delegación sistematizada’, esperar que los cambios vengan de fuera y no de cada uno de nosotros. El movernos desde el: “ojos que no ven, corazón que no siente”. El movernos desde la negación de lo que la pornografía está generando en los encuentros eróticos no ayuda. Ese concepto del que se habla, la ‘pornificación’ del deseo no está fomentando relaciones eróticas sanas y disfrutables. Genera en las parejas unas expectativas que llegados al encuentro erótico se ven frustradas y genera una disminución del deseo, de repetir encuentros eróticos con la pareja. Algo que no se soluciona añadiendo novedad con otras parejas sexuales, esa es la solución rápida, tapar una dificultad añadiendo otra.

Vamos más allá, si los adultos se nutren de lo que se conoce como: ‘sexualidad performativa’, ese modelo en el que se ve un cuerpo a cuerpo, el hombre parece una máquina programada con movimientos repetitivos, penes grandes, erecciones tremendas y duraderas, posiciones que parecen sacadas de gimnasia artística, mujeres que gimen como si no hubiese un mañana, parecen melodías aprendidas con notas que se repiten como una cantinela, mujeres que se ‘dejan hacer de todo’ y donde quien sabe leer micro gestos ve que ahí está pasando algo. Si hablamos de la duración con penetración nos puede entrar la risa a todos, la ciencia ficción se quedaría corta. No quiero entrar en los ejemplos más duros (Hardcore porno) que también los hay y cada vez se visualizan más con el peligro que ello tiene tomándolo como decíamos como ‘profesor porno’.

¿Por qué poner esto sobre la mesa? Porque si las cabecitas que ven la pornografía lo contextualizan podría tener un pase. Habría que reflexionar más, pero se ha observado que no es el caso. Si la cabecita que observa todo lo expuesto es un infante, adolescente o adulto desregulado no pondrá contexto sin experiencias previas, sin educación sexual, sin haberse conocido en soledad antes de compartir.

¿Qué genera la pornografía en nuestra vida sexual y erótica? En los adultos cada vez mayores niveles de insatisfacción en las relaciones, intentar patrones pornográficos con abusos varios, más frustración. La realidad no se parece al porno que veo, aburrimiento, deseo sexual hipoactivo, impotencia, anorgasmia, dispauremia, desgana, altos niveles de masturbación compulsiva en soledad. Parejas que se huyen por falta de satisfacción, para qué hacer algo que no disfruto. Algunas parejas valoran abrir la relación sin pensar bien en ello, creyendo que un clavo saca a otro clavo sin ir al origen de la insatisfacción. Parejas que no comparten intimidad y pasan a ser compañeros de piso, de pago de facturas y quizá de proveedores para sus descendientes si los tienen. Sin olvidar el componente adictivo que genera la pornografía.

En la infancia y adolescencia que se nutre de pornografía sin que sus progenitores hayan tocado el tema y con nula Educación Sexual; incertidumbre hacia el encuentro, pocas habilidades y confianza en ellos mismos, ideas irreales y descontextualizadas, posibles abusos infantiles, cosificación de la otra persona, chantajes y uso del sexo como intercambio, niveles bajos de autoestima y autocuidado cayendo en conductas que dañan a la propia persona, adicción al sexo y así una larga lista de despropósitos.

Dónde quedó el placer compartido, el disfrutar del compartir con la pareja, el verte excitado me excita aún más, el descubrirnos juntos, el comunicarnos de manera auténtica. Estos y otros detalles importantes para un encuentro erótico satisfactorio y repleto de placer, no lo enseña la pornografía. Así que si tienes dudas consulta a un profesional de la sexología, mira más a tu pareja y menos a la pantalla. Coge el humor de la mano para disfrutar y disfrutarte. ¡Hasta pronto!

@sexologarutmonicadiaz