El Consorcio de Bomberos informó de numerosos incumplimientos de una asociación de bomberos voluntarios de Granadilla que preside un inspector de la Policía Canaria

Las incidencias dejan claro que esta asociación es un peligro para la seguridad

EDDC.NET / Santa Cruz de Tenerife

Cuando un bombero profesional se cruza con uno voluntario de una asociación radicada en Granadilla y que dirige un inspector de la Policía Autonómica, al que todavía no han hecho dimitir, inexplicablemente, hace signos con las manos y exclama: ¡Cruz, perro maldito!, nunca mejor dicho.

Son como el diablo. Y sus actuaciones han tenido su reflejo en sendos informes presentados ante la Gerencia y la presidencia del Consorcio de Bomberos, cuando eran gobernados por esas dos lindezas, llamadas Gustavo de Armas y Carlos González Segura, ambos impunes y sin que nadie les haya pedido responsabilidades por su empeño en destruir el Consorcio a base de cacicadas y chanchullos, apoyados por ese denso y curioso consejero socialista llamado José Antonio Valbuena.

Estos informes no son graves, sino lo siguiente. Y sorprende que teniendo como líder a un responsable policial autonómico, campen por sus anchas y se permitan hasta presionar a todo el mundo para conseguir sus taimados objetivos, inconfensables. Y lo peor nada hicieron por solucionar este problema sangrante.

Pero directo a los hechos, “se trata en general de incumplimientos diversos a nivel operativo, así como otras anomalías relevantes, lo cual aparte de estar originando un clima operativo muy conflictivo con el colectivo profesional, también podría acarrear consecuencias indeseadas en los siniestros”.

La relación presentada al gerente es preocupante. Cinco fueron los incumplimientos, lo que motivó esta advertencia: “por todo ello y entendiendo que se repite de nuevo la situación anterior, por incumplimientos del propio convenio de colaboración, de las instrucciones y de los procedimientos establecidos, esta parte entiende que se deben adoptar cuantas medidas sean necesarias para reconducir la situación, a fin de evitar que esas actuaciones puedan derivar en problemas mayores”.

Alucinante. Una asociación de bomberos voluntarios, crecidos y prepotentes, alentados por un inspector de la Policía Canaria, un grupo consagrado a sus propios beneficios y que lo único que entiende es que lo público es como la vaca lechera, tolón, tolón, que dinerón