El origen geológico de Lanzarote y su entorno: una mirada observadora

Durante años, he recorrido mentalmente cada rincón de Lanzarote. No solo con los pies, sino con la mirada puesta en el cielo, en los mapas, en las imágenes satelitales y en las fotografías aéreas que guardan la memoria de esta tierra volcánica. Como amante de la vulcanología, la astronomía y otras ciencias que nos ayudan a entender el mundo, he ido hilando observaciones, contrastando datos y formulando hipótesis que, aunque nacen de la curiosidad y la lógica, coinciden en muchos casos con estudios científicos actuales. En otros, abren puertas a nuevas preguntas que merecen ser exploradas.

Lanzarote y Fuerteventura: una isla dividida por el tiempo

Lanzarote y Fuerteventura no solo están próximas en el mapa; están unidas en su esencia. Comparten un mismo plató o una misma plataforma submarina y una historia volcánica común. Hace unos 18 o 19 millones de años, ambas formaban una sola isla emergida, una masa de tierra que brotó del fondo marino como consecuencia de la actividad tectónica que dio forma en diferentes etapas históricas al archipiélago canario.

Aunque se suele afirmar que Fuerteventura es más antigua que Lanzarote, esta afirmación merece ser revisada. Si consideramos que la disgregación de los continentes avanza desde la Dorsal Mesoatlántica hacia el suroeste y noroeste a razón de unos dos centímetros por año, no hay argumentos concluyentes para establecer una diferencia significativa en la edad de formación emergida entre ambas islas. Tal vez, más que hermanas mayores y menores, sean gemelas geológicas separadas por el tiempo, los fenómenos vulcanológicos  y el mar.

El Archipiélago Chinijo: vestigios de Famara

Al norte de Lanzarote se alza la gran caldera de Famara, una formación majestuosa que parece mirar hacia los islotes del Archipiélago Chinijo: La Graciosa, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste. Al observar su alineación y composición volcánica, todo apunta a que estos islotes formaban parte de la misma cadena volcánica que Famara. La actividad tectónica y la disgregación de Pangea los separó, dejando solo los vestigios que hoy sobresalen del mar como testigos silenciosos de una historia compartida.

Una fisura que parte Lanzarote: desde Famara a Arrecife

Hay algo que llama la atención al analizar la distribución de ciertos volcanes y formaciones geológicas en Lanzarote: una posible fractura profunda que recorre la isla desde Famara hasta Arrecife. Sobre esta fisura se habrían alineado distintos conos volcánicos, y también habría dado lugar a movimientos tectónicos locales que explican elevaciones puntuales del terreno.

Un ejemplo claro es la zona conocida como El Lomo, en Arrecife, que se eleva por casi todo el Charco de San Ginés. Esta elevación podría ser consecuencia directa de esa fractura, que no solo moldeó el paisaje, sino también la historia urbana de la isla.

El Islote del Francés: un fragmento que quedó atrás

El Islote del Francés, hoy integrado en el casco urbano de Arrecife, tiene una historia geológica que merece atención. Fotografías aéreas de los años 1950 muestran que el islote estaba aislado, sin conexión física con tierra firme. Con el tiempo, la sedimentación, la elevación del terreno y la expansión urbana lo unieron a la ciudad, pero su origen sigue siendo revelador.

Lo más curioso es que el islote tiene la misma figura geométrica que el Charco de San Ginés, lo que sugiere que, hace millones de años, formó parte del mismo sistema geológico. Es como si la tierra hubiera dejado una firma, una huella que aún podemos leer.

La disgregación de Pangea: el nacimiento del Atlántico

La historia de Lanzarote no puede entenderse sin mirar más allá, hacia el origen del océano Atlántico. La ruptura del supercontinente Pangea dio lugar a una expansión desde la Dorsal Mesoatlántica, que sigue activa hoy día. Este proceso estiró las placas tectónicas, generando grietas profundas en el lecho marino.

De esas grietas nacieron las islas de la Macaronesia —Canarias, Azores, Madeira, Cabo Verde— y también otras del Caribe y las Bahamas. Las placas no solo se alejaron entre sí, sino que al debilitarse dieron paso a puntos de calor y actividad volcánica que dieron vida a estos archipiélagos.

Deriva continental: África se resiste

La deriva de los continentes continúa. América se desplaza hacia el oeste, mientras Europa y África se mueven lentamente hacia el este. Pero África presenta una peculiaridad: su masa central parece casi anclada, mostrando apenas un leve desplazamiento.

Sin embargo, en el este africano, en la región del Gran Valle del Rift, se está abriendo una zona de fractura que acabará separando una porción del continente. Algo similar ocurrió hace millones de años con Madagascar, que se desprendió de África y derivó hacia el este. La Tierra, como un organismo vivo, sigue transformándose.

El equilibrio del planeta: una visión filosófica

Todo este proceso geológico, complejo y milenario, parece seguir un patrón que no es casual. A mi juicio, existe una fuerza inteligente y superior que guía el universo: el Cosmo-Poder. Esta fuerza habría hecho que Pangea se disgregara deliberadamente para que la masa terrestre se distribuya de forma equitativa sobre el planeta.

Este equilibrio permite que la Tierra gire sin desequilibrarse y mantenga un movimiento elíptico uniforme en torno al Sol. Es una muestra más de que la naturaleza —o el Cosmos— sigue leyes perfectas y armoniosas. No es solo ciencia; es también arte, misterio y belleza.

Epílogo

Lanzarote no es solo una isla. Es un libro abierto de historia geológica, una sinfonía de lava y viento, una metáfora del equilibrio cósmico. Al observarla con atención, descubrimos que cada roca, cada islote y cada elevación nos habla de un pasado profundo y de un futuro que aún está por escribirse.

¿Y si el verdadero mapa de la Tierra no estuviera solo en los satélites, sino también en la intuición de quienes la aman?

(*) Articulisrta. Experto en hidrocarburos