
Los orígenes del poblado guanche de Zonzamas: una historia que podría remontarse al 300 a.C.
La historia del poblado guanche de Zonzamas, en Lanzarote, sigue siendo un misterio sin resolver. No existen documentos escritos por sus antiguos habitantes, pero las evidencias arqueológicas —como las casas semihondas excavadas en la tierra y otras estructuras en superficie— permiten suponer que este asentamiento pudo haberse formado hacia el 300 a.C., varios siglos después del inicio de la Edad del Hierro, datada aproximadamente en el 1200 a.C.
Ver historia de Plinio el Viejo y Juba II en este vídeo de la doctora en historia de Canarias Alicia García:
https://www.youtube.com/watch?v=Ju0BhVD3y5w
Según lo que he leído, estudiado y deducido sobre la historia de los guanches, considero probable que los primeros pueblos guanches, de origen bereber norteafricano, llegaran a las Islas Canarias transportados por navegantes fenicios. Estos contactos pudieron iniciarse desde el actual cabo Bojador (hoy Essaouira, Marruecos), cuando los fenicios establecieron rutas marítimas por el Atlántico. Aunque no existen pruebas concluyentes, es razonable pensar que hacia el 300 a.C. comenzaron las primeras oleadas migratorias hacia Lanzarote y otras islas del archipiélago.
Dichas migraciones continuaron en distintas etapas desde otros puntos de la costa africana. Y aunque la arqueología no ha hallado herramientas de hierro en ninguno de los yacimientos guanches, es verosímil que los primeros guanches llegaran con algunos útiles metálicos, pero que con el tiempo y la interrupción de los contactos con el continente, esas herramientas se habrían deteriorado sin posibilidad de reemplazo, lo que explicaría un retroceso tecnológico hacia el uso exclusivo de utensilios de piedra.
En el caso específico del yacimiento de Zonzamas, ciertos indicios —como los grabados profundos y estrechos encontrados sobre piedras basálticas— hacen difícil pensar que se hayan realizado únicamente con herramientas líticas. Yo mismo, hace unos años, intenté grabar una piedra viva de Lanzarote con un cincel de acero moderno y la herramienta acabó mellada, lo que confirma la extrema dureza del basalto y la dificultad de trabajarlo sin instrumentos metálicos.
1. Contactos europeos anteriores a la conquista
Lancelotto Malocello fue un navegante y explorador genovés del siglo XIV, originario de la ciudad de Génova (Italia). Se le atribuye haber llegado a la isla de Lanzarote alrededor del año 1312, siendo uno de los primeros europeos en redescubrir las Islas Canarias durante la Edad Media tras siglos de aislamiento del mundo mediterráneo. Se estableció durante cerca de dos décadas y construyó una torre en la Montaña de Guanapay, en el actual municipio de Teguise. A él se le atribuye el nombre moderno de la isla (Lanzarote), aunque su estancia terminó de forma trágica: fue, presuntamente, asesinado por los majos, como eran conocidos los aborígenes de la isla.
2. El rey Zonzamas y los primeros contactos hispánicos
El rey Zonzamas fue un destacado líder de los majos hacia finales del siglo XIV, entre los años 1370 y 1380. En 1377, el navegante vizcaíno Martín Ruiz de Avendaño naufragó cerca de las costas de Lanzarote. Fue acogido por Zonzamas y mantuvo una relación con la reina Fayna, de la que nació la princesa Ico, figura mítica en la genealogía guanche.
Este suceso constituye el único contacto documentado entre un extranjero y la realeza aborigen antes de la llegada de los conquistadores normandos.
Cronología resumida de los contactos europeos con Lanzarote
Año aprox. | Navegante / Evento | Relación con Zonzamas |
~1312 | Lancelotto Malocello (genovés) | No hay relación directa documentada |
~1377 | Martín Ruiz de Avendaño (vizcaíno español) | Acogido por Zonzamas; nace la princesa Ico |
1402 | Jean de Béthencourt y Gadifer de La Salle | Contacto con Guadarfía, descendiente de Zonzamas |
Los restos arqueológicos indican que en el poblado de Zonzamas vivían entre 30 y 40 personas. Era una comunidad dedicada a la ganadería y a la agricultura de subsistencia. Criaban cabras, ovejas y cerdos, de los que obtenían carne, leche y queso. También se alimentaban de la pesca y del marisco —lapas, almejas, burgados, centollos, etc.— y posiblemente cultivaban cereales y tubérculos en las llanuras cercanas.
Sus viviendas eran, en muchos casos, semisubterráneas, lo que les ofrecía protección contra los vientos y las temperaturas extremas. También construían casas de piedra seca sobre el terreno, a las que colocaban suelos de lajas con color de arena de playa provenientes de las orillas de la isla. Las paredes de las viviendas semienterradas eran revestidas con una mezcla de piedra, barro, arena y cal, y el agua la almacenaban en aljibes con las paredes impermeabilizadas con cal y barro. Asimismo, eran alfareros de cerámica de barro. Esto demuestra que los guanches poseían un cierto grado de desarrollo técnico y conocimiento práctico.
Además, seguían tradiciones milenarias en la construcción de techos: algunos eran abovedados y otros planos, hechos tanto de piedra como de troncos de tabobos y cubiertos de torta de tierra rojiza mezclada con paja y cal.
Final: Zonzamas no fue solo un asentamiento, sino un testimonio vivo de la capacidad de adaptación y la resiliencia de los guanches en un entorno volcánico y aislado. El estudio de este lugar es esencial para comprender no solo la historia de Lanzarote, sino también la de los primeros pobladores de Canarias.
Video del relato que hace la primera arqueóloga que inició el primer estudio de Zonzamas:
https://www.youtube.com/watch?v=8uPY7e8w2T0
Poema dedicado a nuestros ancestros guanches
Hijos del Volcán
En la cumbre silente del viejo roque,
donde el alisio susurra memorias,
viven aún los ecos de una raza noble,
tejida en la piedra, escrita en la gloria.
Guanches de sangre, fuego y lava,
pies desnudos sobre tierras sagradas,
miraban al sol como a un padre eterno
y al Teide como al guardián de su alma.
Tallaban el tiempo en cuevas oscuras,
entre barrancos, estrellas y lunas.
La leche de cabra, el gofio y la lucha
eran su canto, su ley y su cuna.
No tenían reyes con corona de oro,
ni escribían su historia en papel o tesoro,
pero el viento la guarda y el mar la repite
como un salmo profundo que nunca se extingue.
Vinieron los barcos de cruz y acero,
cayó su silencio bajo el extranjero.
Pero ni muerte, ni espada, ni olvido
borraron su rostro del cielo insular.
Hoy la tierra retumba su nombre escondido,
Zonzamas, Beneharo, Tanausú… ¿vencidos?
No murieron del todo, siguen latiendo
en cada volcán, en cada aliento.
Y si lloras hoy por lo que fue antaño,
piensa que el alma no muere en el daño.
El guanche vive en la roca y el laurel,
en las islas que cantan bajo su piel.
(*) Articulista. Experto en hidrocarburos.