Podemos y el discurso del miedo ante un posible cierre de la refinería de Cepsa
No parece que el hombre pierda los nervios fácilmente por nada, pero cuando le tocan el tema -como hizo David Cuesta en Mírame TV hace días- de la refinería parece como si le falta el resuello. Vamos, como que le pone el tema a tope y nos acojona a todos un poco con el mismo discurso de Ricardo Melchior y resto de tropa con respecto al gas: que como no entre vamos a pagar la luz más cara. ¡Y como cierren la refinería -que como tal está cerrada desde hace dos años- la fin del mundo también según éste!.
Y es tremendo, porque uno siempre ha pensado que los principales enemigos de la refinería eran aquellos que, como este tal Alberto, jamás han dicho ni pío sobre la necesidad de que esa empresa mejore los procesos de tal manera que se mantenga el respeto mínimo indispensable para las decenas de miles de personas.
Incluso, Alberto, personas mayores con problemas respiratorios, niños asmáticos y demás. Eso para uno está clarito y el que tenga la más mínima duda de que esta refinería suponía un riesgo importante par la salud de la gente, en el entorno en el que se encuentra y gestionada de esa manera, pues que compare la calidad del aire del antes y el después, que el que tenga algún problema con eso que le pregunte a Vicente Pérez que es el que se ha molestado en ir recopilando los datos que ofrece el gobierno por las estaciones medidoras, porque ni grupos ecologistas ni nadie, excepto honrosas excepciones que yo no voy a nombrar ahora, se han preocupado por el tema dado que incluso honorables señores del ecologismo canario, del oficial y por tanto subvencionado, se han plantado delante de un micrófono a defender lo indefendible.
Básicamente porque se entiende, como ha hecho el Arcila y demás, que meterse con los 1.000 empleados de Cepsa en un lastre muy grande para conseguir la alcaldía, que es al fin y al cabo de lo que se trata. ¡Tiempos en los que ATAN denunciaba el riesgo de explosión que podría hacer saltar por los aires el Centro Comercial Meridiano con un par de miles de personas dentro!
Pero ya les digo, en realidad sigo en el convencimiento de que los que han puesto a la empresa en el disparadero, ya judicial también, son los que por intereses varios, el del señor diputado es más que obvio, han preferido correr un tupido velo sobre algo que podía ver ¡y oler! todo el mundo muchísimos días al año, especialmente con ese tiempo sur que en muchas ocasiones no fue motivo suficiente para que la multinacional se cortara un poco.
Al contrario, el sentimiento de impunidad les hizo crecerse más todavía porque siempre quedaba el recurso de echarle la culpa a los coches y hasta a los barcos (no es ningún chiste y era uso y costumbre en el gabinete de prensa de la empresa). Claro que un vez cerrado el refino los registros están ahí y la ciudadanía sabe perfectamente que hay una diferencia muy importantes entre el antes y el después, se ponga como se ponga el diputado que sin primarias ni méritos de ningún tipo se aprovechó del cartel de Podemos para dar el salto a Madrid, aunque con mucho peor resultado que en Las Palmas como por otro lado era de esperar también.
Y piensa uno, honestamente, que toda esta gente que es capaz de anteponer sus intereses personales -incluso utilizando un patético y trasnochado discurso del miedo que ya no asusta a nadie básicamente porque es rigurosamente falso y a la vista está- no son las personas adecuadas para representar los intereses de todos, de la mayoría de la ciudadanía.
Un personaje, respetable y todo lo que se quiera por darse de cachetadas con la policía y demás, que lleva toda la vida metido en política y en sindicatos, intentando incluso optar a cargos dentro del Partido Comunista (o del que sea que eso es lo de menos) no es la más adecuada para regenerar nada.
Esa no es la movida del 15M ni cosa que se le parezca, eso es como más de lo mismo pero con otro tipo de crema de maquillaje y aquí, francamente, lo que necesitamos es regenerar esto de un vez por todas y desde abajo. Y defender los puestos de trabajo, entre ellos el suyo, está muy bien y todos estamos por eso (también los de los miles de docentes, decenas de miles de la construcción o sanitarios, cuidado con eso que todo no va a ser petróleo), pero tampoco a costa de la salud de la gente ni de la costra de piche que ha padecido el frente de Santa Cruz y del Sureste de Tenerife por décadas.
Eso, francamente, no parece razonable y deberían haber sido ellos los primeros interesados en hacer viable una convivencia adecuada y/o civilizada para los intereses de todos. Justo lo contrario de lo que ha venido ocurriendo, lamentablemente, y que la Justicia ha terminado poniendo en su sitio gracias a que unos pocos han sido capaces de dar la cara. Ni estaba ni se le espera al señor Alberto Rodríguez, el petrolero, en esa ingrata tarea.