¿Hasta qué punto pueden las TIC suplir la nueva falta de vuelos aéreos?

La necesidad de opciones para desplazarse es incontestable

ELDIGITALDECANARIAS.NET/Madrid

El reciente pulso entre la aerolínea Ryanair y Aena tuvo como desenlace, el pasado mes de septiembre, un anuncio de la suspensión de vuelos a Tenerife Norte por parte de la compañía irlandesa. Estaríamos hablando de hasta 36 enlaces entre las islas y la península. No es un asunto baladí. Tan sólo en agosto de este 2025, dicho aeropuerto tuvo un tráfico de 683.589 pasajeros, casi un 10% más que el año pasado.

Más allá del ruido mediático que acompañó a la decisión, para las Islas Canarias ha representado una amenaza real, dada la potencial pérdida de conectividad. Y el recordatorio de que decisiones estratégicas tomadas a miles de kilómetros tienen un gran impacto en la vida diaria de ciudadanos y empresas.

Finalmente, serán otras compañías de bajo coste las que ocuparán el servicio, tanto para Tenerife Norte, como para otros destinos afectados por la tajante resolución de Ryanair, como Santiago de Compostela. Entre ellas estarían Iberia Express, Voltea, Wizz Air o Vueling. Ciertamente, es una solución; aunque, tal vez, deba enmarcarse dentro de un paquete de medidas más amplias y de mayor calado.

La necesidad de opciones para desplazarse es incontestable. Y no puede perderse el hilo que conecta a Canarias con el resto del país y otros destinos fuera de nuestras fronteras. El turismo o las reuniones familiares dependen de ello. También, lógicamente, la competitividad, el desarrollo industrial, la proyección empresarial y muchos puestos de trabajo.

Pero, en lo que refiere a esta óptica profesional y de las organizaciones, la tecnología tiene mucho que aportar para paliar la exposición a este tipo de escenarios, que representan un riesgo que podría repetirse en el futuro. Las TIC han adquirido un mayor protagonismo y son una herramienta efectiva para asegurar que la actividad laboral tenga continuidad ante coyunturas diversas.

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El teletrabajo es, hoy, una realidad. Las nuevas plataformas organizativas y productivas digitales han facilitado el funcionamiento de equipos de forma remota y el seguimiento de tareas y procesos. El streaming, que hasta ahora era popular por formar parte de los directos de los “influencers”, las retransmisiones del casino en vivo o los videojuegos en la nube; está tras las reuniones virtuales, los congresos en directo o la formación de última generación.

Nuevas aplicaciones de mensajería instantánea, que siguen el formato exitoso de WhatsApp, pero adaptadas al entorno profesional y sus características, permiten un flujo constante de comunicación y colaboración. Y, evidentemente, la inteligencia artificial ocupa un protagonismo capital para reducir el número y la frecuencia de tareas sin valor añadido que, anteriormente, obligaba a muchos profesionales a desplazarse presencialmente.

A los desplazamientos físicos habría que sumar otros, relacionados con documentación y maletas, que las firmas digitales y los contratos inteligentes están sustituyendo. También los diferentes trámites con la administración se agilizan gracias a la paulatina gestión electrónica. Un conocimiento y utilización mayor de estas opciones puede traducirse en más eficiencia.

Sólo hemos citado algunas herramientas. Y las ventajas, para disminuir el impacto medioambiental o alcanzar el ahorro de tiempo y recursos, son evidentes. Pero, en este punto, es importante recalcar que las redes tecnológicas también otorgan una mayor independencia respecto de las problemáticas como la citada al inicio del artículo.

Claro que también hemos mencionado (y recalcamos) la necesidad de que la conectividad siga atendiéndose mediante la imprescindible oferta de vuelos regulares. Una cosa no quita la otra. Los ciudadanos deben tener la posibilidad de desplazarse cuando lo crean necesario. Es la obligatoriedad, en términos de actividad profesional, la que podría reducirse (y ya se está reduciendo) con la ayuda de las herramientas técnicas actuales.