Posiblemente dentro de unos millones de años aminorarán los terremotos y maremotos

Bruno Perera (*)

A lo largo de la historia geológica de nuestro planeta, los terremotos y maremotos han sido señales vivas de que la Tierra está en constante movimiento. Sin embargo, todo indica que estos fenómenos, tan destructivos como fascinantes, podrían llegar a disminuir o incluso desaparecer dentro de millones de años, cuando el planeta alcance una nueva etapa de equilibrio tectónico.

Desde mucho antes de la formación del supercontinente Pangea, y también tras su fragmentación, los movimientos sísmicos y erupciones volcánicas han acompañado la deriva de los continentes. Las placas tectónicas —esas enormes losas de roca que forman la corteza terrestre— se desplazan lentamente sobre el manto, chocando, separándose o deslizándose unas junto a otras a una velocidad aproximada de 1,5 cm por año. Es precisamente ese movimiento el que genera tensiones internas que, al liberarse, provocan terremotos y maremotos, maremotos también llamados tsunamis, 津 (tsu) = puerto波 (nami) = ola.

Nota: Cuando se creó la palabra tsunami.

Año Lugar / Idioma Uso o adopción
Siglo XVII–XVIII Japón Uso local entre pescadores
1896 Japón Difusión científica tras el tsunami de Sanriku
1946–1960 Internacional Adopción global en geología y oceanografía
1963 EE. UU. Entrada en diccionarios científicos
Actualidad Todo el mundo Término estándar para maremotos.

Pero todo proceso dinámico tiende hacia un equilibrio. Si la deriva continental continúa como hasta ahora, llegará una época geológica en la cual  los continentes se reubicarán en posiciones que compensen las fuerzas internas de la Tierra. Cuando eso ocurra, la corteza podría estabilizarse y los grandes sismos dejarán de ser frecuentes. Es probable que solo persistan pequeños movimientos sísmicos, vestigios de un pasado geológicamente más violento.

Durante ese largo periodo de estabilidad, también se reducirá la actividad volcánica. Nacerán menos islas de origen magmático y las zonas de subducción se adormecerán. El planeta entrará en una especie de “paz geológica”, donde los océanos se calmarán y el geoide terrestre —la forma real del planeta— rotará de manera más equilibrada sobre su eje imaginario, completando su órbita alrededor del Sol con una precisión y simetría mayores que las actuales.

No obstante, la historia de la Tierra es cíclica. Pasados otros millones de años, esa calma dará paso a una nueva transformación. Los continentes, que antes se separaron, podrían volver a acercarse y fusionarse nuevamente en una nueva Pangea o “neopangea=nuevapangea”. Cuando eso suceda, el planeta entrará en una nueva era de movimientos sísmicos, erupciones y reajustes, repitiendo el eterno pulso entre el orden y el caos que ha caracterizado su evolución desde hace 4.500 millones de años.

Reflexión final

Quizás dentro de millones de años, si aún existe vida inteligente sobre la Tierra, contemplará con asombro un planeta más estable, donde los terremotos sean solo un recuerdo del pasado. Pero mientras tanto, nosotros seguimos viviendo en un mundo que respira, se mueve y se transforma. La Tierra no está muerta; está viva, y cada temblor, cada ola sísmica, es el latido profundo de un planeta en continua creación.

………………….

Movimientos de las placas tectónicas

HACIA EL ESTE Y OESTE

Placa Sudamericana: se mueve lentamente hacia el oeste, chocando con la placa de Nazca (lo que origina la cordillera de los Andes).

Placa de Nazca: se desplaza hacia el este, hundiéndose bajo Sudamérica.

Placa Norteamericana: se mueve hacia el oeste-suroeste, separándose del Atlántico medio.

Placa Euroasiática: se desplaza levemente hacia el este.

Placa Africana: tiene un movimiento noreste, empujando hacia Eurasia y cerrando el mar Mediterráneo.

Placa Indo-australiana: se mueve principalmente hacia el norte-noreste, presionando el sur de Asia (formando el Himalaya).

Placa del Pacífico: se mueve rápidamente hacia el noroeste, siendo la más activa y responsable de numerosos terremotos y volcanes del “Cinturón de Fuego”.

MOVIMIENTOS HACIA EL NORTE Y SUR

Antártida: se mantiene casi fija, con un leve desplazamiento hacia el norte.

Australia: deriva hacia el norte, acercándose lentamente al sudeste asiático.

India: continúa su empuje hacia el norte, adentrándose en Eurasia.

África: avanza hacia el norte-noreste, mientras la parte oriental se fractura (el Rift africano) moviéndose ligeramente hacia el sureste.

América del Norte: parte occidental tiende al noroeste, mientras la oriental se desplaza algo hacia el suroeste.

En conjunto, el movimiento global actual provoca la ampliación del Atlántico (porque las Américas se alejan de Europa y África) y el estrechamiento del Pacífico, lo que, a largo plazo, podría llevar a que los continentes se unan de nuevo formando una nueva Pangea dentro de unos 200 a 250 millones de años.

(*) Articulista. Experto en hidrocarburos