Informaciones que no conducen a nada
Rafael Lutzardo (*)
Muchas son las noticias que cada día se difunden en los distintos medios de comunicación en el mundo, las cuales son seleccionadas para tener una comercialización económica asegurada. Las más trágicas son las asignadas como prioridades de primeras páginas. Que más da que actualmente Canarias se vea colapsada por más de 30.000 inmigrantes africanos; al margen de los que mueren en las fauces del Mar Atlántico. Pero eso es noticia para los medios de comunicación. Del mismo modo, las guerras bélicas que en la actualidad se están llevando a cabo entre ucranianos y rusos. De la misma manera, en Israel-Gaza. Al principio fueron noticias de primeras páginas, pero con el transcurso de tiempo parece ser que las guerras señaladas ya no existen para determinados medios de comunicación. Sin embargo, las guerras por desgracias siguen estando ahí.
Por otro lado, el tema del español Daniel Sancho, condenado recientemente a cadena perpetua en Tailandia por asesinar al cirujano colombiano Edwin Arrieta, no ha dejado de ser noticia durante más de un año. Una pesadez terriblemente mediática. Así mismo, las recientes y dudosas elecciones en Venezuela también vienen siendo noticias prioritarias. Así y muchas más cosas se surten los medios de comunicación. No hay nada en las televisiones, medios escritos de papel y digitales, que puedan ofrecer algún programa o información que sea interesante para los televidentes y lectores. En lo que se refiere a la radio, es otra cosa, otro estilo, con una parrilla variada y directa con los problemas de la sociedad donde interviene.
Es cierto que muchas son las cosas que han cambiado en el mundo, pero no precisamente para mejorar. Es triste que muchos medios de comunicación tengan que incrementar sus tiradas a través de las miserias y tragedias de muchas personas, especialmente aquellos inmigrantes africanos que viajan dentro de un cayuco, muchos de ellos menores; donde le han prometido que Canarias es la tierra del paraíso. Cuántas mentiras en la búsqueda de un futuro que no existe.
No veo una pluma o un columnista interesante que sea capaz de llamar mi atención en un periódico. Una televisión que me aporte algo positivo para saber en realidad en la sociedad donde vivo. Todo está maquillado, disfrazado de intereses personales. Sinceramente, no me interesa casi nada lo que actualmente me ofrecen los medios de comunicación. Seguiré leyendo una novela de Hermann Hesse, titulada: El juego de abalorios (1943), una tentativa de síntesis de la filosofía oriental y la occidental. Por lo menos leyendo la citada novela me da la oportunidad de reflexionar y buscar razones entre distintas culturas diferentes.
Bueno, esa mi opinión, pero eso no quiere decir que yo esté en posesión de la verdad. Soy humano y por lo tanto tengo derecho a equivocarme, pero también de acertar alguna vez en la diana de la vida. Es una pena que en este comienzo de siglo XXI no seamos capaces de ofrecer más conocimientos de cultura en los distintos medios de comunicación. Todo o casi todo, está basado en tragedias; en sacar los trapos sucios de la vida privada de las personas. Así se surten muchos medios de comunicación.
(*) Articulista, periodista, escritor y amigo