Rechazo a Salto de Chira

Tamaranae Activismo

Convocamos a la prensa con motivo del cumplimiento de un mes desde  que comenzó la acampada en el barranco de Arguineguín, en la zona conocida  como El Caidero, donde un grupo de activistas decidimos llevar a cabo esta  acción directa para mostrar nuestro rechazo al proyecto de la Central  Hidroeléctrica de Chira-Soria. 

Convocamos aquí, delante de la sede de la consejería de Transición  Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial, porque  consideramos es una de las áreas del gobierno de Canarias que más debe  responder ante este atentado medioambiental y paisajístico a nuestro territorio. 

El 27 de diciembre el Gobierno de Canarias aprobaba entre bombos y platillos  la “Ley de Cambio Climático y Transición Energética de Canarias”, como una  especie de salvavidas que iba a dar solución a todos nuestros problemas de  sostenibilidad. En ella se hace alarde de la salvaguarda y protección de los  espacios de la Red Natura 2.000 y de todo el patrimonio cultural, sea cual sea  su naturaleza. Sin embargo, el proyecto afectará a las Zonas de Especial  Conservación de Tauro I, Tauro II, Roque Nublo II, franja marina de Mogán y la  Zona de Especial Conservación para las Aves de Tauro, Ayagaures y  Pilancones. También afectará a los caseríos de Soria, El caidero, el conjunto  troglodita Lomo La Palma, así como gran cantidad de terrenos con categoría de  Suelo Rústico Protegido. No entendemos como el Gobierno saca una ley que  se vanagloria de proteger todos aquellos espacios que este proyecto pone en  riesgo. 

Quien quiera que lea esta ley podrá comprobar lo laxa que es con la industria  turística y lo exigente que es con otros sectores, como por ejemplo la  agricultura y la ganadería. Siendo el turismo la industria que más emisiones de  CO2 genera por la cantidad de vuelos comerciales, la que mayor generación de  residuos produce, la que más consumo energético supone, la que más  recursos hídricos consume o la que más presión demográfica ejerce sobre  nuestro territorio, se espera que sea ésta y no otra la que sufra mayores  reformas y exigencias. Sin embargo, la ley se dedica a pasar de puntillas y casi  en silencio sobre las exigencias a esta industria, planteando para su adaptación  al cambio climático cosas tan insustanciales como la sensibilización a los  turistas sobre el uso sostenible de los recursos, o la obligación a los titulares de  las explotaciones turísticas a inscribirse en el Registro Canario de Huella de  Carbono. Mientras, a industrias con tantos obstáculos como la Agricultura y la  Ganadería, se les exige medidas tan severas como la modernización de la  maquinaria y del riego para mayor aprovechamiento del agua, economía  circular, aprovechamiento de los residuos, gestión de los estiércoles para  reducir las emisiones, incluso se les exigirá un sello que certifique la huella de  carbono e hídrica generada al producir el alimento. 

Con esta ley en la mano están demostrándonos lo que ya sabíamos: que no  quieren tocar ni un pelo a la patronal hotelera y que quienes vamos a seguir  pagando los platos rotos somos las mismas de siempre. 

Pero es que 2 días más tarde de aprobarse esta ley, el 29 de diciembre, el  Cabildo de Gran Canaria aprobaba su Plan Insular de Ordenación del Territorio,  en donde se acordaba, nada más y nada menos, en aumentar un 36% la oferta 

alojativa de la isla, pasando de 160.000 camas que hay en la actualidad hasta  las 260.000. O el tren de Maspalomas hasta Agaete, a pesar de que existen  estudios que rechazan su viabilidad económica por la escasa demanda de  usuarios. 

Sabemos que el Gobierno de Canarias tiene estipulado su techo turístico en  700.000 camas, 220.000 más de las que tenemos hoy, para así poder alcanzar  los 22´3 millones de turistas. ¡Una auténtica demencia! 

O sea que para entendernos, en cuestión de apenas dos días, nos dicen por un  lado que estamos sumidos en una crisis ecológica y energética a la que hay  que ponerle solución ya, y por otro nos dicen que van a seguir promoviendo las  mismas dinámicas de siempre que nos han llevado a esta situación. No  sabemos si están jugando al despiste o que realmente están incapacitados  para tomar decisiones tan importantes que afectan a nuestras vidas. 

Y en medio de todo este ruido se halla la Central Hidroeléctrica de bombeo  reversible Salto de Chira, nombre comercial con el que el Cabildo ha  rebautizado este proyecto. Salto de Chira nos lo han vendido como la solución  a todos nuestros problemas de sostenibilidad e independencia energética,  como un “mal menor” medio ambiental y, sobre todo, nos la han vendido como  la única alternativa que existe. 

¿Quizás sí que existen otras alternativas pero aplicarlas sería ir en contra de  muchos intereses poderosos? 

No hay que ser ingeniera o técnico profesional para saber que existen muchas  otras alternativas que podrían aplicarse antes que seguir apostando por un  sistema que continúa promoviendo la destrucción de la poca biodiversidad y  paisaje que nos queda. No es casualidad que desde las instituciones no se  haya puesto sobre la mesa la moratoria turística, un límite de turistas al año, un  control demográfico, la soberanía alimentaria, la exigencia a la industria  hotelera del autoabastecimiento energético, una tasa turística, un impuesto  verde a las aerolíneas o un descenso del consumo. En definitiva, una  propuesta de decrecimiento. 

No pueden hacernos creer que llenando todo nuestro territorio de molinos de  viento, placas solares y centrales hidroeléctricas se van a solucionar nuestros  problemas de sostenibilidad mientras esas medidas no vayan acompañadas de  otras políticas más sensatas que sean respetuosas con el medio ambiente. No  se puede pretender mantener un sistema de desarrollo infinito en un territorio  tan limitado y frágil como el nuestro y vendérnoslo con una imagen ilusoria de  responsabilidad ecológica. 

El proyecto Salto de Chira ha estado rodeado desde el principio de muchas  polémicas, incógnitas y dudas. Un número nada desdeñable de profesionales  independientes se ha posicionado en contra del proyecto por las grandes  afecciones al territorio y al paisaje que comporta, cuestionando su dudosa  rentabilidad energética. ¿Ha escuchado el Cabildo o el Gobierno de Canarias  estas voces?

Se trata de un proyecto que desde el punto de vista democrático no contó  nunca con un proceso participativo en el que hubiese un debate imparcial  expuesto a la ciudadanía sobre por qué era mejor este proyecto que las  alternativas planteadas. Desde el Cabildo se destinaron más de 4 millones de  euros a propaganda que tuvimos que sufrir durante meses en periódicos,  radios, teles, guaguas, incluso hasta por la megafonía de los supermercados  Hiperdino, un gasto de dinero público como mínimo cuestionable. 

Salto de Chira será un proyecto que entregará nuestros recursos a una  multinacional como Red Eléctrica de España durante 50 años. Un proyecto que  nos venden para alcanzar la soberanía energética de la isla. Soberanía sí, pero  para los grandes inversores privados. Se supone que la soberanía energética  debería estar fundamentada bajo principios de redistribución, ahorro y respeto  sobre nuestro medio ambiente. 

Un proyecto que cuenta con un informe de Sanidad Pública negativo que viene  a decir básicamente que el barranco se convertirá durante todo el tiempo que  duren las obras en un auténtico infierno y que afectará a la salud psicológica y  física de las más de 2.500 personas que allí habitan. 

Un proyecto que comenzó con una inversión de 300 millones y ya va por casi  600 millones de euros. Y no descartemos que aumente aún más debido al  panorama energético actual. 

Un proyecto que comenzó en febrero de 2022 con la construcción de la  desaladora en la zona de El Pajar y que a día de hoy aún no cuenta con ningún  tipo de señalización que informe del proyecto ni de las obras que allí se están  llevando a cabo. 

Un proyecto que deja fuera de su Declaración de Impacto Ambiental gran  cantidad de patrimonio natural y cultural, como por ejemplo el ya conocido  Caracol Chato, endemismo del Barranco de Arguineguín que puede estar en  grave peligro de extinción y que profesionales de la biología ya están  investigando. 

Un proyecto que desde el Cabildo de Gran Canaria sostienen que tendrá un  impacto ambiental “poco significativo”. Quizás a ellos les parezca “poco  significativo” las miles de toneladas de dinamita que se tendrán que emplear  diariamente para hacer la gran caverna de 30 metros de altura. Quizás para  ellos es “poco significativo” las 37 torres de alta tensión de entre 36 y 73 metros  de altura que atravesarán el barranco a lo largo de 15 kilómetros. O los 11 kilómetros de nuevas carreteras que se van a abrir. O los miles y miles de  metros cuadrados de plataformas permanentes que se van a construir. Quizás  también les parezca “poco significativo” los dos edificios que pretenden  construir en Chira y en Soria de entre 10 y 14 metros de altura o los más de 8  kilómetros de galerías y túneles. Como seguramente también les parezca “poco  significativo” las 3 toneladas de salmuera que se verterán diariamente a la  Franja Marina Protegida de Mogán.

Un proyecto que ha contado con el rechazo de hasta 10.000 personas en cada  una de las dos grandes manifestaciones que se han celebrado, marcadas  además por el contexto de la pandemia. 

Un proyecto en el que a pesar de que se promueva que el agua seguirá siendo  de titularidad pública, la realidad es que no lo será, porque ¿de qué sirve la  titularidad pública si será Red Eléctrica la que almacene, distribuya y haga uso  de esa agua? 

Un proyecto que como medida compensatoria propone la construcción de un  carril bici a lo largo de todo el barranco. Sin embargo, no existe ni un servicio  de guaguas en toda la población desde El Pajar hasta Barranquillo Andrés.  Solamente existe un taxi de Global que sale una vez al día a las 7 de la  mañana desde Cercados de Espino, a mitad de altura del barranco. Parece  increíble que a estas alturas una población de más de 2.500 habitantes no  tenga ni tan siquiera un servicio regular de guaguas. Queda evidenciado que  les importa más bien poco la vida de las personas que allí habitan y mucho  menos las necesidades que tienen. 

Desde Tamaranae_Activistas queremos dejar claro que no estamos a favor de  los combustibles fósiles, ni de las actuales centrales térmicas, como muchas  personas se han atrevido a decir. Tampoco estamos en contra de las  renovables. Estamos en contra de la forma en la que nos quieren vender este  tipo de renovables, como la única alternativa posible, con unos elevados costes  medioambientales y paisajísticos, con su entrega sistemática a trasnacionales,  sin procesos participativos y sin soberanía popular. 

Sería un ideal poder alcanzar esa autosuficiencia energética de la que tanto  hablan las instituciones y olvidarnos de la dependencia exterior del petróleo,  pero no podemos creerles mientras no veamos que se están tomando medidas  encaminadas a ello. No dejamos de comprobar como siguen incentivando más  construcciones hoteleras, más afluencia de turistas, más infraestructuras  insostenibles. No tenemos presas, ni suelo suficiente para mantener de forma  autosuficiente los planes que se tienen desde el Gobierno de Canarias. No  pueden seguir engañando a la gente, sacando titulares de lucha contra el  cambio climático y por otro lado fomentando su aceleración. 

Uno de los retos más grandes a los que nos enfrentamos como pueblo es  hacer compatible el desarrollo de un importante sector para nuestra economía,  con la preservación de nuestra biodiversidad y la calidad de vida de las  personas que aquí habitamos. 

Tenemos una gran responsabilidad a nuestras espaldas y no podemos seguir  con miradas cortoplacistas con un modelo que fomenta la destrucción del  territorio, la precariedad y la pobreza de las personas que lo habitan. Hay  muchas alternativas a este modelo y a este proyecto en particular. ¿Están las  instituciones dispuestas a conocerlas y fomentarlas?

Desde Tamaranae_Activistas hacemos un llamamiento a todas las personas  que estén sensibilizadas con la preservación de nuestro territorio y crean que  otro modelo de transición energética es posible, a que se acerquen al barranco,  conozcan el entorno, escuchen su silencio, admiren su belleza y se maravillen con su cielo nocturno. Es un entorno inigualable que no podemos permitirnos  perder. 

Seguiremos en la brega defendiendo nuestro paisaje, nuestro patrimonio  natural y cultural, a nuestros vecinos y vecinas y nuestro legado ancestral. 

Seguiremos defendiendo la vida. 

¡¡¡Salvamos el barranco de Arguineguín!!! 

¡¡¡Paramos la central!!!