Airam Puerta se la juega con un empresario de tal manera que puede acabar quemado

Francisco Acosta. Dicen que es empresario, pero más bien es funambulista. Y está asociado de manera enigmática a Airam Puerta, primer teniente alcalde socialista, aunque en realidad es el que gobierna en ese Ayuntamiento  de Güímar, donde ni siquiera la secretaria, esa esfinge medio legalista, medio trapisondera (con perdón) puede, aunque da la impresión de que realmente no quiere, ponerle atajos al Nenuco Luchador. Decíamos que en ese municipio este empresario circense es el que maneja, gestiona, chanchullea las cosas públicas y que tiene tanto poder, tanta ascendencia en Nenuco que es cosa fina. Y no solamente en lo de Las Bajas, donde este apareció como Apóstol del alquiler, ofreciendo y dando dinero a los afectados, sino en otras cositas bastante inquietantes, bastante comprometedoras y tan sucias que ni siquiera lavándole los pantalones beige pueden arreglarlo. Nenuco piensa que ha salido indemne de aquella famosa foto, aunque alguien que lo conoce dijo en petit comité que reconocía el lugar donde se hizo y que por lo tanto era verdad el resto, catering nenes y que todo lo que le pasa se reduce a un chico demoníaco, poseído por Génova y que el pueblo lo ha perdonado y que además el niño ha sufrido injustamente. Pues no, Airam y tampoco es lo de Golete que sigue su camino judicial y que puede darte un serio disgusto, sino esa historia que quema a la peña y es que uses el dinero público para que luego te beneficies, tú y los tuyos. Muy fuerte la cosa, muy fuerte. Y es que cuando se sepa, en breve, lo que hiciste aquel verano, con mascarilla incluida, se te va a caer todo el equipo, se te va a ver tal como eres, sin que puedas usar tu voz aterciopelada y tu caidita de ojos, que no de Roma, aunque visto lo visto, también. Y ya que estamos no olviden esto que en eso de hacer guarrerías españolas no hay quien le gana. Señores quien le lleva el cortado, lo acuna o hasta incluso gestiona su guardarropa es Paquito Acosta, el hombre, el faro de Güímar, quien se ha juramentado para que él y Nenuco no pasen estrecheces, es más, quieren vivir como dos reyes, los de madera, no los Magos de Oriente. Y al fondo suena un chorro de agua, agua blanca, la del grifo, perdón, la de la bodega, que hasta en eso los dos son muy ‘fisnos’. Dios los cría pero ellos se juntan y cuando les caiga el diluvio los veremos  a los dos donde deben estar, en la fría y adusta calle. Amén.