Día Mundial de las Personas Mayores: 1 de octubre de 2024

Plataforma Residencias Dignas

En 1990, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el día 1 de octubre como “Día Internacional de las Personas Mayores”. Los Días Internacionales suponen una oportunidad de sensibilizarnos acerca de un tema de especial interés, llamar la atención de los Gobiernos para que pongan en marcha medidas de Política Social que den respuesta a determinados problemas, así como para impulsar una mayor conciencia por parte de los medios de comunicación y de la población en general.

Han pasado treinta y cuatro años desde que la ONU designara el 1 de octubre como el Día Internacional de las Personas Mayores y, ─sin negar los muchos esfuerzos y algún avance─ aún persiste una consideración social hacia la vejez y hacia este grupo social, marcada por el edadismo y el rechazo al ser la antítesis de los valores sociales dominantes: productividad, rentabilidad, juventud, belleza...

Desde la Plataforma ciudadana “Residencias Dignas” invitamos a los responsables políticos e institucionales, medios de comunicación y público en general a celebrar este Día Mundial con una reflexión profunda sobre si nuestra consideración social y el trato que ahora damos a las personas mayores, es el mismo que nos gustaría tener y recibir a la vuelta de unos años.

En este sentido, nos hacemos eco de las propuestas de los grupos de trabajo sobre envejecimiento mundial de la ONU y solicitamos a las administraciones públicas y al tercer sector que desarrolle estas iniciativas: “Promover medidas eficaces contra el edadismo y percibir a las personas de edad como contribuyentes activos a la sociedad y no como receptores pasivos de cuidados y asistencia y una carga inminente para los sistemas de bienestar y las economías, fomentando y protegiendo al mismo tiempo sus derechos humanos. Incentivar y apoyar iniciativas que difundan una imagen pública positiva de las personas de edad y de sus múltiples contribuciones a sus familias, comunidades y sociedad”.

Los integrantes de la Plataforma Residencias Dignas, somos especialmente sensibles a las condiciones de vida en los centros sociosanitarios y residencias, así como al trato que reciben los residentes. Pero en este día queremos destacar algunos datos que reflejan el revolucionario logro científico, sanitario, económico y social que ha derivado en el actual envejecimiento demográfico 19’97% (INE, 2022) y en una mayor esperanza de vida: 85’83 años las mujeres, 80’27 años los hombres (INE, 2021). También queremos evidenciar que solo el 20% está en situación de dependencia y requiere cuidados y recursos sociosanitarios específicos. El 80% restante son personas independientes para desarrollar las actividades de la vida diaria y autónomas para tomar sus propias decisiones. Es un elevado porcentaje de personas mayores activas que contribuyen social, económica y culturalmente con mucho más de lo que reciben. Señalamos solo algunos aspectos a modo de evidencia:

De entrada, conviene destacar el papel decisivo como ciudadanos comprometidos y participantes en el sostén del tejido asociativo y comunitario o en la defensa general de derechos por una sociedad mejor. En la reclamación de mejores pensiones para todos y la exigencia de residencias dignas cuyo modelo de gestión se centre en la persona y en un trato más humano. Por supuesto, también en la promoción de una imagen menos estereotipada de la vejez.

Las personas mayores tienen un relevante papel en la sociedad, no solo por su legado científico, artístico, profesional y por su papel de cohesión familiar, sino también desde un punto de vista económico, ya que muchos siguen siendo empresarios de sus propios negocios o continúan como experimentados trabajadores; también ejerciendo el voluntariado en pro de diferentes ámbitos sociales. Una inmensa mayoría practican lo que se conoce como solidaridad intergeneracional, al compartir parte de la pensión y la vivienda, frente a la precarización salarial y las separaciones matrimoniales. Desde la perspectiva de los cuidados, suponen un claro apoyo familiar: cuidan a nietos, a hijos o hermanos con discapacidad o enfermedad mental y a sus padres ya mayores en situación de dependencia.

Contribuyen a través del ahorro, de la inversión en Bonos del Estado o Letras del Tesoro, del consumo y del pago de impuestos a la actividad económica y al sostenimiento de los servicios públicos (sistema sanitario, educativo, etc). Programas como los de Turismo y Termalismo Social sirven para mantener el empleo en zonas turísticas en la época invernal, además de promover el envejecimiento activo, la socialización, etc. No hay que olvidar que, con estas acciones sinérgicas, el Estado subvenciona y apoya a las empresas hoteleras, a la economía local, a los empleados, al pequeño comercio y ─en última instancia─ a las personas mayores.

Envejecer es un reto personal y social no exento de dificultades, pero que puede convertirse en un interesante proceso que aporte significado a la vida y que suponga una fuente valiosa de experiencia y conocimiento científico, artístico, político y filosófico para la Humanidad.

No podemos desaprovechar la ocasión para sugerir y pedir a los poderes económicos y políticos el desarrollo de programas y actuaciones que mejoren las condiciones de vida de los más mayores; reducir la brecha digital; domotizar los hogares; garantizar la accesibilidad en ciudades y viviendas; aumentar el número de centros socioculturales que sirvan no solo como espacios para disfrutar del ocio y el tiempo libre sino como oportunidad para que los mayores transmitan de forma voluntaria sus conocimientos, habilidades y experiencia a la comunidad; apoyar la creación de senior cohousing o viviendas colaborativas intergeneracionales que favorezcan la autogestión y eviten la soledad. Posibilitar, para quien lo desee, envejecer en casa, con la atención de servicios sociales suficientes, adecuados y de calidad. Promover alternativas a las actuales residencias, cuando la atención comunitaria sea inviable, como “Villa Alzheimer” (véase el ejemplo de Hogeweyk en Holanda o sus réplicas en Francia y Canadá) ¿Cuándo lo veremos en nuestro país? ¿Por qué no ser pioneros en Canarias y un ejemplo a seguir para el resto de España?

Sería una bonita manera de celebrar el próximo Día Mundial de las Personas Mayores. Ya se sabe que pedir no cuesta nada, pero sin actos de reivindicación previa y sin la gente que ha luchado para conseguirlo, hoy no tendríamos los derechos, la libertad o los sistemas de protección social que tenemos, aun reconociendo las fisuras y el recorrido que nos queda.