Fascismo sociológico en la educación, o cómo partir en dos una sociedad (V)

Eloy Cuadra (*)

Continuamos con el análisis de los conciertos y la externalizaciones de servicios más graves que se han producido en nuestro país en las últimas décadas, y lo hacemos con una que es realmente obvia, la de la educación. Para verlo nos vamos nuevamente a la lucha local, en concreto al mes de diciembre de 2012, en el barrio de Taco, en San Cristóbal de La Laguna, un barrio populoso, en torno a 20.000 habitantes, con mucha población de clase media-baja, con pocos colegios públicos, sustituidos por concertados. De allí era la madre con pocos recursos que contactó con la Plataforma por la Dignidad para denunciar que a su hija de 8 años no le iban a entregar las notas si no se ponía al corriente del pago de la cuota “voluntaria” en el colegio concertado en el que estudiaba, por falta de plazas en colegios públicos. Para mayor linchamiento de la pequeña dicha comunicación se la transmiten a la niña a viva voz, levantándola en la clase, señalándola y avergonzándola frente a todos sus compañeros. Una vez más observamos cómo liberalización o concertación de servicios, privatización encubierta y deshumanización van de la mano. Parece que donde entran el negocio y la ganancia inmediatamente salen la ética, la humanidad o el amor y el cuidado que merecen los niños. Conviene recordar que los colegios concertados son en teoría gratuitos, dado que cuentan con financiación pública y ejercen una función de servicio público, tal como contempla la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, la LOE, en su artículo 88, garantías de gratuidad.

Tras la denuncia de esta madre de Taco, sobre un tema que no habíamos tratado nunca en la plataforma, comprobamos que la práctica de volver obligatoria una cuota voluntaria no era un hecho aislado, muy al contrario, era algo generalizado en los colegios concertados en Tenerife, en Canarias y en toda España. Comprobamos también que el asunto llevaba años siendo denunciado por padres, madres, sindicatos y asociaciones frente a la Consejería de Educación en Tenerife sin el más mínimo resultado, cómo se podía leer en el periódico ya desaparecido La Opinión de Tenerife del 31 de octubre de 2010: “Las familias se quejan del cobro de cuotas en los colegios concertados. Educación admite que recibe reclamaciones por el pago de tasas y afirma que no se ha sancionado a ningún centro / La normativa prohíbe el abono de matrícula”. A pesar de este negativo precedente desde la plataforma iniciamos igualmente nuestro procedimiento de denuncia frente a medios de comunicación e instituciones, y elaboramos incluso un extenso informe publicado en abril de 2013 bajo el título: “Los colegios concertados en un contexto de pobreza generalizada: No a la elitización de la educación”, informe que presentamos convenientemente allá donde pudimos. Pero el plan ya venía fijado desde muy atrás, ya hacía años que se había aprobado el famoso Plan Bolonia allá por 1999. Un plan que en teoría afectaba básicamente a la Educación Superior, pero que de manera encubierta o quizá no tanto servía también de marco de referencia para las reformas educativas que debían implantarse en Europa, dando así continuidad al Acuerdo General de Comercio de Servicios firmado en el año 95 en la Organización Mundial del Comercio -como ya vimos en capítulos anteriores-, cuyo objetivo era “liberalizar el comercio de servicios” a escala mundial para introducirlos en el mercado, dado que para ellos “la financiación pública es un elemento de distorsión de los mercados”.

Recuperamos a modo de muestra algunos fragmentos de nuestro informe de 2013, donde se veía claramente la apuesta decidida por la educación concertada y la privada en detrimento de la pública que ya entonces había:

uno del Ministerio de Educación que deja en muy mal lugar a los colegios concertados de Canarias en cuestiones de integración, y otro de Comisiones Obreras, Insucan, Fete-UGT y Udeca, que arroja como principal conclusión que los centros educativos concertados del Archipiélago reciben más del doble de inversión pública que los colegios públicos. Concretamente, en los primeros, el aporte es de 383,88 euros por niño al año mientras que en los segundos, la cantidad alcanza los 147,43 euros”.

También lo denunciaba la OCU por entonces en otro estudio, con el siguiente titular 1 : Los colegios concertados son un 69% más caros que los públicos.

La realidad es que daba igual quien lo denunciara, el plan es el que es y no había marcha atrás. La democracia está bien como excusa o como coartada, pero no se la podía dejar ir más allá, ¿recuerdan? Dicho con otras palabras: todo el mundo no puede tener acceso a una educación completa y de calidad, se vuelven rebeldes y contestatarios, les vienen aspiraciones de mejorar en la vida y lo tienen más fácil para descubrir la manipulación y el engaño, todo muy peligroso. Muy peligroso sobre todo para ellos, para los de la parte alta de la pirámide social. De aquellas denuncias, de aquel informe, de aquellos rebeldes han pasado ya casi 10 años, en este punto alguien tal vez esté pensando: quizá haya mejorado algo la cosa, quizá este gobierno progresista haya conseguido que dejen de cobrar la cuota voluntaria a tantas familias indebidamente al menos, haciendo de paso que se cumpla la ley, siendo como son muchas de las familias que van a estos colegios además precarias. Pero no, no ha mejorado nada el asunto, el proceso de encarecimiento y elitización de la educación ha seguido su curso imparable, tal como leemos en el portal digital de la Cadena SER del día 5 de octubre 2022 2: “Nueve de cada 10 centros concertados cobra cuotas a las familias, aunque deberían ser gratuitos. La mitad de los centros exige al menos 100 euros mensuales | El caso más extremo, el St. Paul School de Barcelona, roza los 1.000”.

Que la ley vigente en España diga una cosa y se haga justo lo contrario, descaradamente, apostando por esta clase de elitismo excluyente en la educación, con la aceptación tácita de todo el mundo, nos da una muestra del nivel de podredumbre que soportamos en este país. En este contexto, la privatización de la educación en España en la actualidad arroja una enorme contradicción, pues los datos reflejan que somos el segundo país de Europa con más colegios concertados o privados 3, siendo éstos el 32 % del total, muy por encima de la media europea que se sitúa en el 19% a la educación concertada o privada frente a la pública, y sin embargo ocupamos el puesto número 17 en renta per cápita en Europa, esto es, que los españoles somos bastante pobres como para tener tantos colegios de pago.

Pero dónde mejor se ve la importancia y el peso que tienen en nuestra educación los centros privados y concertados, y la manera en la que clasifican y separan a la sociedad entre pobres de la educación pública a un lado y ricos de la educación privada-concertada en el otro, es en la valoración de los mismos y los resultados académicos. Así, según un informe publicado este año 2022 por el Ministerio de Educación y Formación Profesional titulado Datos y cifras: curso escolar 2021/2022 4, entre los 100 mejores colegios de España, cuando solo el 32% del total son privados o concertados, para nuestra sorpresa únicamente hay un colegio público entre estos 100 mejores, en el puesto 27, en Collado Villalba, Madrid, el resto, 67 son concertados, y 32 totalmente privados. Y si nos vamos a la universidad la situación es parecida, pues según la clasificación actualizada a este año 2022 de la prestigiosa Lista Forbes 5, de las 25 mejores universidades españolas solo 9 son públicas, el resto, 16, son total y enteramente privadas (no hay conciertos en la educación superior en España).

El círculo expositivo de la realidad de la educación en España lo completa un reciente y amplio informe de la Fundación Foessa junto con investigadores de las universidades de Castilla-La Mancha y Oviedo, titulado Trasmisión intergeneracional de la pobreza 6, un estudio que se centra en saber si hay o no movilidad social en España, esto es, si la pobreza y la desigualdad se heredan de generación en generación o es posible cambiar de estatus social. Y bueno, el hecho de que el informe lleve por título “transmisión intergeneracional de la pobreza” ya nos da una pista de las conclusiones a las que llega. Y en efecto así es, el estudio concluye que: “los niños de familias pobres tendrán una mayor probabilidad de padecer situaciones de pobreza y/o privación material también en la etapa adulta, reproduciendo así los patrones de desigualdad generación tras generación”. Pero quiero detenerme en un apunte en concreto de este estudio, una particularidad española que no se da en la mayoría de países de nuestro entorno. Así, en 21 de los 35 países analizados en el estudio el factor que determina que un joven tenga éxito en los estudios y pueda mejorar su situación social es el nivel educativo del colegio, esto es, si el colegio, el instituto o la universidad disponen de un buen sistema educativo, con suficiente medios y profesores formados y motivados, el alumno tendrá éxito en los estudios y llegará lejos. En cambio en España el factor determinante es el nivel socioeconómico de los padres, es decir, familias de clase media-alta tendrán hijos que podrán acceder a un nivel de vida adecuado y estudios superiores con más facilidad que las familias de clase baja o pobre, que tendrán hijos mayoritariamente pobres con poco éxito en los estudios y muy pocas posibilidades de cambiar de estatus social.

La cuestión es que la realidad dibujada hasta ahora con los datos de la educación en España no es algo que sea secreto o complicado de descubrir, la mayoría de los padres y las madres de este país lo saben, de modo que todos los que pueden y aún sin poder buscan dinero de donde sea para que sus hijos estudien en colegios concertados o privados, quedando la mayoría de colegios públicos para la población más pobre, con familias muchas de ellas desestructuradas o de inmigrantes con muy pocos recursos y muchos idiomas y culturas diferentes para integrar en nuestro sistema educativo público, derivando en masificación, pobreza, absentismo escolar, niños que vienen mal alimentados, violencia o abandono intrafamiliar y falta de recursos públicos, lo que se traduce en muchas ocasiones en la desmotivación o el queme del profesorado. Un profesorado el de la escuela pública que casualmente, en teoría está más cualificado y formado que los profesores y maestros que trabajan en la escuela concertada, pues acceden a la plaza tras una dura oposición pública, oposición que no necesitan aprobar en los concertados y privados, bastando con que sean del agrado del director. No hablemos ya sobre cómo juegan en muchos colegios privados y concertados con los aprobados según interesa, dependiendo de la demanda, para garantizar que los alumnos sigan estudiando en el colegio y sigan pagando la cuota que es lo que en verdad importa, y puedan acabar los estudios con una nota media alta que les permita acceder a las carreras deseadas, manteniendo así el estatus de buen colegio o instituto prefabricado convenientemente.

En este punto de nuestro análisis, en base a la información de la que disponemos, podemos ya esbozar una primera conclusión: la educación en España está claramente partida en dos, de un lado colegios, institutos y universidades concertados o privados a donde acuden mayoritariamente estudiantes de clase media-alta, donde se les cobra una cuota -ilegal en los concertados- en ocasiones bastante alta, con el apoyo decidido de nuestros políticos e instituciones, y de otro lado colegios e institutos públicos a donde acuden inmigrantes y españoles de familias con pocos recursos la mayoría, y donde muchos de ellos no llegarán a la universidad, ni verán mejorada su vida.

Y la pregunta que nos toca hacernos es ¿por qué sucede esto?, ¿por qué está brecha tan grande?, ¿por qué una sociedad partida en dos?, ¿y por qué desde hace tanto tiempo, a la vista de todo el mundo, sin que nadie haga nada para cambiarlo? La respuesta, mi respuesta, de seguro no va a gustar a muchos, iba anunciada en el título de este capítulo, es el fascismo sociológico que impera en nuestra sociedad, entendiendo por “fascismo” la voluntad de unos pocos de que la sociedad se mantenga con amplias cotas de desigualdad y de pobreza, con esos muy pocos mandando y perpetuándose en la parte alta de la escala social. Una parte de este fascismo en todo caso no es tanto sociológico, es heredado históricamente y está muy enraizado en el sistema educativo español, y lo observamos en otro dato, el que apunta a que el 60% de los colegios concertados en España pertenecen a la Iglesia. Sobra decir que pocas instituciones trabajan más que la Iglesia por el mantenimiento del estatus social de la desigualdad y la perpetuación de las clases sociales predemocráticas. A este detalle hemos de sumarle el peso político y social tan importante que aún tienen la derecha y la ultraderecha en España, un país en el que vivimos una transición de la dictadura a la democracia muy suave que mantuvo y conservó muchas de las costumbres, códigos, políticas -y políticos- del viejo régimen, camuflados en la supuesta democracia que llegaba. Este peso de la derecha tradicionalista católica se traduce en la imposibilidad de llegar a un consenso político en torno a la educación, y así con cada nuevo gobierno viene casi siempre una reforma de las leyes educativas, en un tira y afloja interminable. Estas particularidades nacionales explican en parte que en la educación no se haya avanzado por desmontar el sistema clasista que traíamos, pero digo que se explica en parte, porque no se explica del todo con estos dos argumentos tan simples y evidentes. Hay otro factor importante que no es tan local, que no es solo de España, que tiene que ver con el capitalismo de la escasez del que venimos hablando. 

El factor determinante al que me refiero, que trasciende lo meramente español y que hace que las clases sociales se mantengan como ha sido siempre con los poderosos arriba y el resto apañándoselas como pueden, no es otra cosa más que el fascismo sociológico que deviene de la sociedad de consumo capitalista, algo que vio y describió muy sutilmente el escritor y director de cine italiano Pier Paolo Pasolini.

Reproduzco a continuación un fragmento de una entrevista 7 que le hicieron en la revista L’Europeo” el 26 de septiembre de 1974, dónde podemos entender lo que digo: “Yo creo, lo creo profundamente, que el verdadero fascismo es lo que los sociólogos han llamado demasiado alegremente «sociedad de consumo» (…) Si uno observa bien la realidad, y sobre todo si sabe leer a su alrededor, en los objetos, en el paisaje, en el urbanismo y, sobre todo, en los hombres, ve que los resultados de esta despreocupada sociedad de consumo son los de una dictadura, los de un auténtico fascismo (…)  Este nuevo fascismo, esta sociedad de consumo, ha transformado profundamente a los jóvenes, les ha tocado en lo íntimo de su ser, les ha dado otros sentimientos, otros modos de pensar, de vivir, otros modelos culturales (…) Si la palabra fascismo significa prepotencia de poder, la «sociedad de consumo» ha realizado cabalmente el fascismo".

Hubo más autores y filósofos que en la segunda mitad del siglo pasado observaron está cualidad del capitalismo, otro de los más destacados en advertirlo fue Michel Foucault, del que recojo un corte de una entrevista 8 que le hicieron en 1976:

Lo que hace posible que el poder se mantenga, que se le acepte, pues, es simplemente el hecho que este no pesa sólo como una potencia que dice no, sino que en los hechos pasa por los cuerpos, produce unas cosas, provoca placer, forma saber, produce discursos; hay que considerarlo como una red productiva que pasa a través de todo el cuerpo social, mucho más que como una instancia negativa que tendría la función de reprimir”.

¿De qué manera aplicamos a nuestro análisis de la educación en España estas observaciones y reflexiones generales de Pasolini y Foucault? Muy sencillo: describiendo el síndrome del pequeño burgués, esa falsa sensación que tienen la mayoría de ciudadanos occidentales de la sociedades capitalistas de pertenecer o estar próximos a la clase media acomodada, esto es, de ser pequeños o medianos burgueses a los que ni les va ni les viene la pobreza o la precariedad. Con esta falsa percepción de partida extendida entre la mayoría es imposible que haya conciencia de clase, y no la hay en absoluto en España. Aquí nadie se siente pobre, y el que lo está realmente piensa que es una situación coyuntural momentánea de la que podrá salir por sus propios medios, de manera individual, jugando y trampeando con las reglas del capitalismo salvaje. Este trastorno de falta de conciencia provocado en parte por el consumo excesivo de los medios de comunicación de masas, lleva a que la mayoría en España acepten las reglas del sistema educativo clasista y elitista dónde hay que pagar si quieres prosperar, convencidos de que es lo único que se puede hacer, llevando la mayoría en sus genes, en su sangre y en su conciencia al capitalismo y sus lógicas empobrecedoras metido hasta el fondo.

El problema es que está ausencia de conciencia de clase no es general, ni mucho menos en España, y no afecta a los poderosos y a los que están en la parte alta de la pirámide social. La expresión más conocida de esta toma de conciencia de clase dominante la tenemos en la manifestación que hizo el multimillonario estadounidense Warren Buffett, cuando dijo en una entrevista que le hicieron en 2014: “Hay una guerra de clases, de acuerdo, pero es la mía, la de los ricos, la que está haciendo esa guerra, y vamos ganando”. Es así de simple, y nuestros gobernantes, todos, lo saben, la educación, una verdadera y completa educación nunca estuvo al alcance de la mayoría en la historia de la humanidad, si acaso, tuvimos en Europa unas cuantas décadas de espejismo universalizante del que ya vamos despertando, algo que a España llegó bastante menos por nuestro fascismo histórico ya explicado anteriormente. Así las cosas, cambiar la realidad de la educación partida y clasista en España no va a ser fácil, y acabamos en el mismo punto en el que dejamos los anteriores capítulos. Las soluciones, si es que las hay, vendrán luego, de momento nos vale con ir desvelando el engaño.

Eloy Cuadra, escritor y activista social.

1 - https://www.ocu.org/organizacion/prensa/notas-de-prensa/2012/colegios-concertados-son-mas-caros#:~:text=En%20uno%20p%C3%BAblico%20el%20coste,Maestra%20del%20mes%20de%20septiembre.

2 - https://cadenaser.com/nacional/2022/10/05/nueve-de-cada-diez-centros-concertados-cobra-cuotas-a-las-familias-aunque-deberian-ser-gratuitos-cadena-ser/#:~:text=Madrid-,El%20St.,la%20escolarizaci%C3%B3n%20deber%C3%ADa%20ser%20gratuita.

3 - https://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/10907883/11/20/Espana-es-el-segundo-pais-de-Europa-con-mas-centros-concertados.html

4 - https://www.businessinsider.es/100-mejores-colegios-espana-2022-1015895

5 - https://forbes.es/listas/166000/lista-forbes-estas-son-las-25-mejores-universidades-de-espana-2022/

6 - https://www.foessa.es/main-files/uploads/sites/16/2019/06/2.6.pdf

7 - https://www.academia.edu/22617372/Entre_nuevo_y_viejo_fascismo_Pasolini_y_la_sociedad_de_consumo

8 - Ibid.