Cuando la ceniza se disipe

Christopher Rodríguez (*)

La herida que está dejando la erupción volcánica en la isla de La Palma empieza a ser estremecedora. Los primeros datos ya cuantifican en unos 400 millones de euros las pérdidas económicas en aquellas zonas donde la lava ya ha arrasado barrios enteros del municipio de El Paso.

Pero la factura puede ser aún mayor. En su camino hacia el mar, todos los modelos predictivos indican que la lava volcánica podría pasar por encima de importantes zonas agrícolas destinadas al cultivo de plátanos para la exportación.

Para hacernos una idea de la dimensión del impacto en la sociedad palmera, hay que recordar que El plátano supone el 43 % de las 6.943 hectáreas de la superficie agrícola de La Palma y genera casi la mitad del PIB del sector primario de la isla.

Además, el 30 % de su empleo está relacionado con su cultivo y de él dependen unas 12.000 personas de forma directa o indirecta, según fuentes de ASPROCAN, Asociación de Productores de Plátanos de Canarias.

El escenario que empieza a dibujarse, si los modelos predictivos se cumplen, puede ser devastador para una isla que ya arrastraba problemas de desarrollo económico en los últimos años.

En este sentido, el PIB de la isla en 2019 había bajado un 0,54% con respecto al de 2018, y en 2020 descendió, por la pandemia, un 13,01% con respecto al de 2019, dejando la riqueza de la isla en datos de 2005. La erupción volcánica ha llegado en medio de una fuerte contracción de la economía palmera.

El Gobierno de Canarias ya ha anunciado que destina 13 millones de euros de ayudas directas a particulares y empresas cuyas propiedades ya han sido arrasadas por la lava, así como la adquisición de casi 300 viviendas en las próximas semanas. El Gobierno de España declarará la isla como zona catastrófica en el próximo Consejo de Ministros y ya negocia con la Comisión Europea para que la isla pueda acceder a los fondos de solidaridad europeos para la reconstrucción.

Las ayudas se empiezan a gestionar de manera ágil y eficaz. Las necesidades básicas de la población se cubrirán rápidamente y las infraestructuras volverán a estar operativas a medio plazo.

Sin embargo, la recuperación económica puede que sea muy lenta. Quizá se tarde años en que la isla vuelva a los índices del PIB de 2020. Será en ese momento cuando los paisanos palmeros más vayan a agradecer nuestra solidaridad.

Por eso, cuando todo pase, hagámosles una visita, consumamos en la isla y consumamos productos hechos en La Palma. Será la mejor manera de ayudar a nuestros hermanos.

(*) Técnico en Administración de Empresas.

Escritor, autor de la novela ‘El Lince’. Mercurio Editorial. Año 2020