Volcanus fremitus in La Palma

Antonio Brito Pérez (*)

Las impactantes imágenes de estos días y el incesante desfile de autoridades y medios de comunicación en la isla de la Palma nos alertan de la enorme magnitud del problema y de los irreparables daños materiales, y esperemos que no personales, causados por el rugido de la naturaleza.

Catástrofes naturales como la acontecida en la isla de la Palma nos viene a confirmar lo vulnerables que somos los seres humanos ante un terremoto de alta intensidad o ante erupciones volcánicas. Vaya por delante toda la solidaridad posible con los habitantes palmeros, y el traslado de la máxima preocupación que nos embarga a aquellos que tenemos familiares y amigos en nuestra querida isla hermana.

En este caso tenemos que resaltar para bien, la rápida respuesta de las administraciones públicas, y congratularnos de que en los próximos días sea declarada zona catastrófica y se acometen medidas de reconstrucción, las cuales no repararán el daño causado porque es irreparable, pero que mitigarán, ya veremos con que impacto, los perjuicios que ha causado el enfurecimiento del volcán. Esperemos que cuando todo acabe la isla de La Palma no sea sumida en el olvido porque el impacto futuro de esta última erupción volcánica va a ser terrible.

Pocas cosas van a ser igual, la orografía del terreno va a sufrir un cambio radical y el malpaís hará inhabitable esas zonas. Ni que decir tiene el impacto que tendrá en la agricultura, o la ganadería.

Conviene no ser ingenuos ante la reparación económica del daño ya que el Consorcio de Compensación de Seguros, entidad dependiente del ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, se hará cargo, pero de forma insuficiente, de cubrir los daños causados por este hecho extraordinario, de ahí el escepticismo mostrado al respecto. Sólo con medidas complementarias a ésta podría reducirse la imprevista hecatombe.

Obligada es la referencia a los medios de comunicación, los cuales en la mayoría de casos han cumplido con su cometido de servicio público, aunque hay que lamentar algunos casos aislados de sensacionalismo y amarillismo, ya que con las desgracias
humanas no se mercadea.

Y por último, más pronto que tarde, para aquellos que de una forma u otra nunca hemos perdido el contacto con la Isla de la Palma, volveremos a celebrar victorias y derrotas ante un buen vaso de vino y exquisita comida palmera. Energías renovadas cuando nos recuperemos del desánimo y una pronta vuelta a la normalidad es lo mínimo que se pueda esperar.

Y por favor, los que con tanta rapidez han ido a hacerse la foto, y no lo critico, que no se olviden que en la Isla de La Palma seguirán viviendo personas, con sus problemas, con sus familias, y que hoy más que nunca nos van a necesitar.

(*) Abogado y Doctor en Derecho