‘¡Contra!, podemos (si queremos)’

Luis Alberto Henríquez (*)

Cuando me preguntan si soy franquista, ipso facto me suele dar por considerar tres aspectos. A saber: toda mi trayectoria apostólica, mayoritariamente ligada a grupos militantes escorados hacia el ala izquierdista de la Iglesia; mi voluntad firme de ser fiel a Cristo y a su Iglesia desde la lealtad a la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio; mi transición, especialmente desarrollada y manifiesta en los últimos años, que me ha llevado a pasar del globalismo izquierdista o internacionalista a lo identitario y patriota. Y todo ello en todo momento asumido desde mi condición de católico.

Aun así, no me resulta cómoda esta pregunta, lo he de confesar, pues ciertamente cada vez que me la han formulado me he puesto a considerar el testimonio de tantos militantes libertarios que me siguen atrayendo, incomparablemente más que la atracción que por su parte ejercen sobre mí los socialistas y los comunistas. Esto es: los Tolstoi, Kropotkin, Fermín Salvochea, Pedro Vallina, Ángel Pestaña, Cipriano Mera, Salvador Seguí, Melchor Rodríguez, Diego Abad de Santillán y tantos y tantas más vienen a mi encuentro, con su heroísmo militante, con toda su pasión por la justicia social, con su compartir la suerte de los humildes, con su fidelidad al Ideal sin apenas debilidad, cansancio y fisuras.

Solo que, como acabo de reconocer, yo me confieso sobre todo católico; necesitado de permanente conversión, ni que reconocerlo, católico mediocre, muy falible, cierto, pero discípulo de Cristo y de su Iglesia. De manera que por esto mismo, cuando me preguntan si soy franquista ya me siento mejoro no tan mal, de suerte que sin ser propiamente franquista lo que de repente experimento es que no me cuesta apenas nada reconocer todos los logros y conquistas del franquismo. Y según esto, pues si me tildan de franquista, en fin, qué le vamos a hacer.

Franco, que cometió sin duda también errores con su franquismo, empero mostró mayor sensibilidad social, siendo militar, conservador y de derechas, ni siquiera propiamente falangista, que los sociatas y podemitas actuales, que son en general una panda de sacamantecas a quienes la suerte de los pobres importa solo para hacerse la foto o el selfi de rigor en campaña electoral. O dicho de otro modo: esa admiración que aún persiste en mí por los clásicos del movimiento libertario o anarquista no me impide reconocer que debió ser muy justo el otorgamiento a Francisco Franco, de manos del papa Pío XII, de la Orden Suprema de Cristo, no en balde la máxima distinción o condecoración que cabe conceder a un seglar católico en reconocimiento a su ejemplaridad como hijo de la Iglesia. Admiración y reconocimiento que no me impiden a su vez lamentar y reconocer que también desde las filas del movimiento anarquista en España no todo fue ejemplaridad, altura moral y heroísmo militante, ¡ni modo!, porque de hecho hubo mucha crueldad, mucho odio a lo católico, mucho terrorismo y pistolerismo, mucha masonería, mucha criminalidad, mucho sectarismo fanático, mucho ateísmo lleno de odio a Dios (mucho ni Dios ni amo ni ley), mucho laicismo excluyente, mucho crimen y persecución a la Iglesia por odium fidei.

Considero que todo lo anterior expresado debía expresarlo al inicio de la presente reflexión porque hoy domingo 18 de julio (85 años transcurridos desde el Alzamiento Nacional del general Franco contra el Gobierno de la Segunda República), me llega vía WhatsApp un mensaje panfletario digno de la sectaria Ley de Memoria Histórica actual. Lo titulan "18 de Julio, día de condena del Franquismo". Salta a la vista que titulado justamente así con el propósito de echar porquería, manipulación y memoria histórica falsaria y sectaria sobre esta fecha, a la sazón inicio del Alzamiento contra la deriva frentepopulista de la Segunda República, que estaba ocasionando que España derivara hacia un colapso o callejón sin salida a base de huelgas permanentes, ruina económica, pistolerismo y matonismo contra las derechas, concesiones al separatismo catalanista, quema de iglesias y desalmado asesinato de curas, seglares, religiosos y monjas por el mero hecho de ser católicos...

Esta retahíla de falsedades, medias verdades y manipulaciones comienza con el dato de 80.000 muertos republicanos durante la Guerra Civil (negritas nuestras). Ya, bueno, si damos por válido este dato, ¿es que no hubo víctimas mortales en el bando nacional o franquista? Una guerra es una guerra, y no precisamente una partida de cartas: los bandos que combaten en toda guerra matan y practican cantidad de tropelías, injusticias y atentados contra la dignidad personal y los derechos humanos. En nuestro conflicto fratricida sucedió exactamente esto: crímenes y crueldades hubo por ambos bandos (por cierto, incomparablemente más por parte del bando republicano, y con mucha más saña y vileza cometidos). Solo que si consideramos que es el PSOE el partido que nos llevó a la contienda civil, "porque queremos implantar la dictadura del proletariado, la revolución proletaria, y porque la vamos a ganar de calle, esta guerra contra la derecha", ¿cabe sostener que el franquismo fue el único responsable de la muerte, durante nuestra Guerra Civil, de 80.000 republicanos?

115.000 antifranquistas asesinados entre 1939 y 1975. Burda mentira de la historiografía progre marxistizante o marxistizoide, difamación gruesa que esconde que el número de víctimas ajusticiadas por el franquismo debió rondar las 25.000, esto por una parte; y por otra, que esas víctimas tuvieron un juicio legal, discutible tal vez, pero juicio; y aun por otra, que esas víctimas ajusticiadas por el franquismo por lo común tenían las manos manchadas de sangre, de suerte que no pocos habían sido chequistas, crueles torturadores y asesinos de curas y de seglares católicos, violadores de monjas, así todo. Asimismo, esta mentira de las 115.000 víctimas mortales de la represión franquista esconde que el Frente Popular, desde el año 36 al 39, y en verdad todas las organizaciones de la izquierda en la Segunda República desde que esta se proclamó años antes, esconde que el Frente Popular practicó un auténtico genocidio contra las derechas, los católicos, los falangistas, los carlistas, a base de pistolerismo puro y duro, a base de checas, sin juicio alguno, sin legalidad, al más puro estilo pistoleril. De modo que ni demócratas eran los nacionales de derechas ni lo eran los izquierdistas partidarios del Frente Popular, solo que estos además de nada demócratas tenían una como sanguínea tendencia a cargarse al rival, a cometer atentados (así, asesinato de Calvo Sotelo, uno de los líderes de la oposición de derechas), y en todo momento y circunstancia a sembrar el caos en el país.

500.000 encarcelados y esclavizados. Ya. De estos 500.000 encarcelados y esclavizados, ¿cuántos fueron presos durante el franquismo por haber cometido delitos de sangre, por tener las manos manchadas de sangre inocente a menudo derramada con métodos de tortura de una crueldad inimaginable? Y en cuanto a los esclavizados, quiénes fueron, ¿esclavizados dónde? Ya: es de suponer que se quiere referir este dato a los supuestamente esclavizados en la construcción del Valle de los Caídos. ¡Vaya mentira! Entre otros, la ha desenmascarado el magnífico historiador y católico de pro Alberto Bárcenas Pérez: los presos que trabajaron en la construcción de este mausoleo ideado como tributo a la reconciliación entre los españoles no fueron esclavizados en modo alguno sino todo lo contrario, ¡como que entre los que trabajaron en el levantamiento de tan magna obra algunos inicialmente condenados a muerte por haber cometido delitos de sangre durante la Guerra Civil lograron que se les conmutara la pena capital por años de trabajo en en el Valle de los Caídos!

El cuarto lamento es 550.000 exiliados forzosos tras la derrota del bando republicano en nuestra contienda civil. Una tragedia esta (sin ironía). Es uno de los precios que hay que pagar en toda guerra. Solo que entre esos exiliados hubo muchos que pudieron volver en breve a España, y en general se les respetó su ideología; hubo otros que pudiendo volver no volvieron; otros hubo como el muy sectario José Bergamín que acabaron volviendo para seguir rumiando su resentimiento contra Franco y la España nacional, intentando siempre invariablemente la cuadratura del círculo de unir catolicismo y marxismo; y finalmente hubo otros que en efecto vieron sus vidas truncadas y en todo caso muy afectadas por el exilio, siempre deseosos de volver, y que por desgracia no pudieron finalmente hacerlo. Porque ya lo hemos reconocido: toda guerra desata muertes, desgracias, desolación, ruina, pobreza, odios e injusticias.

300.000 niños robados a sus madres. Sin comentarios (no comment). 

Y acaba este decálogo de horrores del franquismo: cientos de miles de incautados y expoliadosCientos de miles de funcionarios depurados y despedidos40 años de dictadura, represión y muerte de la libertadMillones de ciudadanos amedentrados y oprimidos, privados de sus derechos e inmersos en el miedo40 años de postfranquismo heredado y tutelado.

Hasta aquí: me canso, paso. Ojo: los que se quejan de todas estas tropelías e injusticias cometidas por el franquismo nunca jamás reconocen que Franco salvó a la Iglesia de su más que probable exterminio a manos del bolchevizado y antidemocrático Frente Popular; nunca jamás reconocen que el general Franco derrotó al comunismo en el campo de batalla, evitando así dos derivas: el que España acabara convertida en nación comunista orbitando en torno a la URSS, y el que España entrara como potencia en la Segunda Guerra Mundial. Y aun una tercera: con su victoria, probablemente el franquismo evitó también que las izquierdas acabaran fatalmente o como sin remedio despellejándose entre sí: estalinistas contra trotskistas, cenetistas contra ugetistas, socialistas contra anarquistas, anarquistas puristas o faístas (de la FAI: Federación Anarquista Ibérica) contra anarquistas más moderados, estalinistas contra anarquistas...

Ojo: todos estos que se quejan por causa de todas las supuestas tropelías e injusticias cometidas por el franquismo, ni por error reconocen que la España de Franco alcanzó un nivelazo como potencia económica en el panorama internacional, en tanto la Cuba castrista, de la que no hablan para no comprometerse o quedar en evidencia y a la que en todo caso siguen excusando, se ha convertido en uno de los países más pobres y oprimidos de Iberoamérica, ¡cuando resulta que hasta 1959, en que los barbudos del sátrapa Fidel Castro se hacen con el poder, la Cuba del dictador Batista tenía un nivel de renta y de PIB superior al de la España aún autárquica de finales de los cincuenta, igual al de Italia, y solo superado en Iberoamérica por la Argentina y el Uruguay!

Hoy Cuba está a la altura (mejor, bajura) de Haití, Honduras, Guatemala. Hace 62 años su nivel de renta era incluso algo superior al de Costa Rica; en la actualidad el nivel de renta de este bello país centroamericano casi que duplica el de Cuba, y todos sus índices de desarrollo humano superan al del paraíso cubano, que por culpa de los comunistas ha pasado de perla del Caribe a ser pisoteado pedrusco del camino. En fin, qué torticeros. Pero la verdad se abrirá camino, ya sea con dolores de parto, porque nada hay oculto que no salga a la luz (cfr. Lucas 8, 17). Y porque si queremos, podemos.

(*) Profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.