Susana tenuit pretus vides eum

Antonio Brito Pérez (*)

Hace unas semanas y en este mismo medio, explicando la doctrina del fuego amigo se aludía a una premeditada estrategia para terminar de reventar la agrupación madrileña y tener expedito el camino para terminar de colocar a la nueva hornada de cachorros. Tal augurio se ha cumplido en estos días con motivo de los recientes resultados electorales en Madrid. Sólo queda con nostalgia añorar las añadas de cosechas anteriores y no las actuales de inferior calidad y sabor.

En cualquier caso pasará a la historia como anécdota la presencia de falsos mariachis cantando las rancheras ‘Rata de dos patas’, o ‘la cucaracha’ en la sede de Podemos. No faltaran aquellos que aludan al ‘jarabe democrático’. Y en clave jocosa refiriéndose al libro ‘el guapo, el feo y el malo’, resulta ser que solo quedan después del día 4 de Mayo el ‘guapo y el malo’. A buen entendedor, pocas palabras bastan.

No obstante, lo relevante debe ser realizar un análisis sosegado tras el mayor bacatazo de la historia del PSOE en las autonómicas madrileñas ya que nunca había bajado de los 32 escaños que sacó Joaquín Leguina en 1995. Desde ese momento gobierna el PP en la Comunidad Autónoma madrileña. Algunos tienen que empezar a hacérselo mirar, de ahí el encabezado, ya que si preocupante debe ser el resultado y sus consecuencias, lo debe ser más, el ‘sorpasso’ de una agrupación minúscula aunque emergente como Mas Madrid.

A corto plazo la solución se antoja poco productiva porque la tentación presidencial de querer influir en el futuro del proyecto socialista madrileño más que ayudar, complicará aún más el asunto porque no se pensará en ser un instrumento al servicio de la sociedad, sino al servicio de uno mismo. Solo cabe esperar que los tentáculos no lleguen hasta Andalucía, o Castilla La Mancha, ya que en caso contrario el futuro no será nada halagüeño. El día 13 de junio ‘San Antonio’ puede ser el principio del fin del gobierno Frankestein

De cualquier forma mientras tanto seguiremos sufriendo ausencia de liderazgo en la política española, improvisación y mucho optimismo “todo va bien y el futuro es cojonudo”.

(*) Abogado y Doctor en Derecho