La pandemia deja mella en la salud mental de las mujeres de España

Los datos de salud mental suelen ser peores en las mujeres que en los hombres

EDDC.NET/Madrid

Cada vez somos más conscientes de que la salud mental es un aspecto realmente importante para nuestro bienestar. Esta concienciación está ayudando a que la población sea menos reticente a acudir a especialistas para recibir ayuda cuando lo considera necesario, a buscar el apoyo de expertos en psicología como los de puntodevistaestrategico.com.

Su labor, además, se está volviendo más necesaria que nunca. La crisis de la pandemia del coronavirus ha amainado, pero, como si de un efecto dominó se tratara, también ha desatado otra crisis. Una mucho más silenciosa y peligrosa, una que afecta a nuestro bienestar psicológico.

Hay más miradas que nunca volcadas en un momento de lo más importante, porque la pandemia ha empeorado no solo nuestra salud física, también la mental. Un reciente estudio elaborado por las universidades de Málaga, Cordoba y Loyola ha demostrado no solo que esta situación ha pasado factura a la psique de todos los españoles, sino que empezó afectando más a las mujeres que a los hombres.

El problema no se ha dado ahora, de hecho, viene arrastrado del mismo inicio de los problemas pandémicos. Episodios de ansiedad, depresión y una sintomatología derivada del trastorno de estrés postraumático se presentaban ya con más frecuencia en ellas que en ellos.

Con el paso del tiempo, y a medida que la situación ha ido evolucionando, esa diferencia entre ambos grupos de la población se ha ido reduciendo. Según autores del estudio, no se ha debido a un aumento de casos para los hombres, sino más bien a una mayor habilidad para reconocer y expresar las emociones en las mujeres, lo que les ha permitido desarrollar una mayor capacidad para gestionar y regular estos problemas.

Lo cierto es que, en general, los datos de salud mental suelen ser peores en las mujeres que en los hombres. No ha hecho falta la pandemia para que se marquen diferencias entre ambos, pero la situación vivida durante el último año no ha hecho más que recordarlo.

A pesar de todo, el bienestar psicológico de la población española se ha visto gravemente afectado por todo lo vivido estos meses. El confinamiento, el estado de alarma, los cambios de hábito, el distanciamiento social… Todo eso ha construido el cóctel perfecto para disparar los casos de ansiedad, trastornos de sueño, estrés y miedo. Por eso, las instituciones han empezado a mover ficha.

Estrategia Estatal de Salud Mental, el plan del Ministerio de Sanidad

El contexto que rodea a la población española ha obligado a las autoridades a retomar el hilo de la Estrategia Estatal de Salud Mental y actualizarla, un plan que lleva en segundo plano desde antes de 2010. La intención del gobierno es que todo empiece a movilizarse durante otoño de 2021, previa elaboración en colaboración con las comunidades autónomas del país y diferentes sociedades científicas.

Ese es el planteamiento sobre el papel. En la realidad, las comunidades autónomas ya han empezado a movilizarse para mover ficha cuanto antes. Tal es el caso de la Comunidad de Madrid, que ha anunciado sus partidas presupuestarias para reforzar su labor en el campo de la salud mental, con el Plan de Prevención del Suicidio como su eje central, o el de la Comunidad Valenciana, con un plan de choque para jóvenes y niños que arranca ya.

La propuesta de Valencia parte de la idea de crear tres hospitales acompañados de la contratación de 69 profesionales para dar forma a tres equipos comunitarios para casos complejos y otros tres equipos para intervenciones comunitarias intersectoriales.

No son los únicos territorios de España que están tomando cartas en el asunto antes de esperar a la aprobación de la estrategia estatal que, además de su esbozo y puesta en firme, necesita contar con la aprobación de un Consejo Interterritorial. Cataluña ya ha puesto en marcha su Plan Integral de Salud Mental y Emocional, con efectos inmediatos.

En definitiva, todo el país se está volcando para cuidar eso que tan poco se ve, pero que duele tanto o más que cualquier dolencia física. La pandemia ya ha marcado considerablemente nuestra historia, de hecho, lo ha conseguido a escala internacional. Ahora hay que pelear para evitar que siga dejando secuelas que afecten a nuestras emociones y bienestar.

La recuperación, desde luego, será lenta. Muchas familias han perdido a seres queridos, muchos negocios han tenido que cerrarse y muchas personas han visto cómo su vida cambiaba por completo repentinamente. Es de esperar que las iniciativas que se están poniendo en marcha ayuden a que la sanidad pública sea capaz de amainar este eco que ha dejado el COVID-19.

Porque la salud mental es crucial, aunque para muchos haya sido necesario que una gimnasta olímpica lo diga alto y claro. Mente y cuerpo van de la mano, y si la balanza se desequilibra, todo se derrumba.