Sandra Rodríguez declaró en el juzgado ante el caso de los hurtos en el Lago que ella no autorizó ninguna salida de efectos

La declaración de la concejala dejó a su ‘amigo especial’ indefenso ante la Policía

EDDC.NET / Santa Cruz de Tenerife 

Sandra lo creó, lo alimentó, lo hizo grande y luego lo hizo caer con la misma fuerza con que lo metió en el Lago como trabajador y luego como encargado. La primera teniente alcalde creyó en la impunidad del poder, creyó que todo era posible y al meterse de lleno en este abismo, no pensó en sus consecuencias.

Esta parte de la historia entre la política y el trabajador del Lago, que ejerce como amante y como compañero ocasional, es la más oscura y la más terrible. Es posible que la primera teniente alcalde no supiera los detalles de a lo que se dedicaba este muchacho por las noches, pero en cierta medida lo propició.

La lectura de los informes del gerente del Lago sobre lo que pasaba allí son demoledores y dan fe de que con este encargado, se llegaron a situaciones perversas y poco dignas en cuanto a una entidad pública y sobre todo con el renombre del Lago Martiánez. 

Tráfico de drogas, acceso de personas para pescar en la escollera y sobre todo el hurto de bienes públicos por parte del encargado, mano derecha de la concejala, hechos porque “necesitaba el dinero”.

Los dos primeros hechos están en los informes del gerente, ahora en manos del concejal de Policía, Pedro González y el otro, el de los hurtos, es lo que se sustancia en el juzgado, tras  numerosas diligencias policiales, que conllevaron incluso la detención del encargado, ahora despedido y erradicado de todos lados.

La clave está en la declaración de la propia concejala el pasado 22 de marzo ante la Policía Nacional donde Sandra Rodríguez niega que autorizará el traslado fuera del Lago de los efectos hurtados y que no tenía conocimiento de esto o de cualquier cosa parecida.

Esta negación dejó al encargado ante los pies de los caballos. Por eso y por otras razones, el afectado se encaró con ella en una cafetería, donde la pelea fue contemplada por numerosos testigos. Amenazó con tirar de la manta y señaló su móvil, móvil que por otra parte ya había mostrado a la Policía. La historia por lo que parece no ha terminado todavía.