Otras pervivencias guanches en el folclore canario

Jorge ‘Mencey Macro’ Dorta (*)

No soy músico ni lo pretendo, por eso me puedo permitir ser “atrevido” y hacer una serie de observaciones personales que me llaman la atención. 

Se suele considerar que el folclore canario tiene influencias españolas como la isa o la seguidilla, lusas como en la folía y latinoamericanas como la caringa o los puntos cubanos. Muchos ven el folclore de las islas como una amalgama de influencias foráneas sin capacidad de producir nada propio. Incluso algunos investigadores como Lothar Siemens niegan la pervivencia de ningún componente guanche o nativo. 

A día de hoy es una postura ya superada. Piezas como el tajaraste o el sirinoque conservan incluso su nombre nativo, y la forma de cantar romances en la Gomera, la Palma o Fuerteventura es claramente nativa, diferente a los modos castellanos y más cercana a los modos norteafricanos. Desgraciadamente hay piezas de origen nativo que se han perdido como el canario original, la guaracha o el tango de Tenerife, que quizás nos pudieran dar más pistas.

Y si bien es cierto que el folclore canario tiene un montón de influencias foráneas, también es cierto que el folclore canario tuvo una profunda influencia en el folclore español. Por ejemplo “el canario” fue una danza cortesana y teatral española muy popular entre los siglos XVI y XVIII, que no solo fue popular en España sino también en muchos países europeos. 

En Europa, las formas de cantos y danzas canarias tuvieron que ser “vanguardistas” e “innovadoras” en su época, de ahí su popularidad. Rompían con lo anterior. Las crónicas describen los bailes canarios como zapateados y dando saltos muy vivos. También hablan de bailes en fila de hombres y mujeres, de cortejo y rechazo.

Durante el franquismo se quiso hacer de la isa canaria el derivado de la jota española, pero algunos investigadores apuntan a que es al revés, que es la jota la que procede de los bailes y tonadas canarios. La jota se originó en Valencia, lugar donde hubieron muchos esclavos isleños, durante los siglos XIV y XV, es decir en pleno proceso de la conquista y captura de esclavos en Canarias. De Valencia la jota pasó al resto de España. Por ejemplo la famosa Jota Aragonesa es muy posterior, de finales del siglo XVIII.

Para mí, alguno de los pasos de la jota valenciana se parecen al baile del romanceado gomero y otros a pasos del sirinoque, dos piezas de indudable origen nativo.

Por tanto lo que hay que preguntarse es que queda de “nativo” o de “impronta nativa” en el folclore canario, más allá de determinadas piezas como el sirinoque, los tajarastes o los tambores gomeros, y es aquí a donde yo quería llegar.

Por ejemplo algunos ven en la isa majorera es un tajaraste disfrazado, porque tiene la misma cadencia del ritmo del baile del tambor.

También me llama la atención la forma de bailar el Sorondongo y otras piezas del folclore de Lanzarote - en la que se dan grandes saltos como en las jotas e incluso se baila con varas.

Aunque la pieza musical en sí pueda derivar de una canción española - la jeringonza el siglo XVI o del zorongo andaluz - el baile original no es del Sorondongo sino de otra pieza mucho más antigua de Galdar en Gran Canaria, asociada a una melodía parecida al Maria de Gracias Llena, tal y como la interpreta el Rancho de Ánimas de San Bartolomé, que reproduce el mismo modelo de cantar-responder propio de la forma nativa de cantar los romances canarios en la Gomera, la Palma o el Hierro. En Galdar el baile y el cantar se perdió, pero de allí pasó a Lanzarote y se asoció al Sorondongo hasta nuestros días.

También existen piezas de clara reminiscencia o pervivencia nativa en el folclore de Navidad. Los años nuevos de la Gomera, especialmente los años nuevos engarzados y los años nuevos engoliados, son toques muy ancestrales que pervivieron hasta hace poco en las zonas más altas de la Gomera. 

Pero también se conservan Bailes del Niño, o Bailes de los Pastores, en diferentes lugares de Tenerife y La Palma, que se hacían solo en nochebuena o en fin de año. Quizás reminiscencia de los bailes sagrados de los Kankus - sacerdotes del sol- de los que nos habla Bethencourt Afonso. Era como si lo guanche se permitiera una vez al año por Navidad, aunque los obispos veían en ello practicas paganas y escandalosas. 

Estos tajarastes de los que se conservan, que yo sepa, los bailes del niño/de pastores del Sauzal, de la Matanza y de Taganana en Tenerife, así como de Tijarafe, Mazo y de Breña Alta en la Palma, se suelen caracterizar por bailes con saltos mas o menos grandes a ritmo de Tajaraste, acompañados de tambores y castañetas y en ocasiones de otros instrumentos como pito/acordeón o pandero. Algunas incluso contaban antiguamente con representación teatral de pastores o de personas vestidas de guanche. Como dato curioso comentar que en la vestimenta actual suele predominar el blanco, el negro y el rojo, normalmente en forma de banda o de fajín. Esos son los colores sagrados de la Creación en nuestra cultura nativa, siendo el rojo el color que simboliza la vida y la capacidad de crear y por tanto asociado al nuevo ciclo anual.

Pero también existe otra pieza de claro origen o conexión nativa canaria, pero no en el folclore canario o español, sino en el folclore portugués de la isla de Madeira; el baile de la Ponta do Sol. Este baile es el que hacían los esclavos canarios en Madeira. Tenían que bailar encadenados y con la cabeza gacha ya que no se les permitía mirar a los ojos a sus “amos”.

Quizás el acordeón despiste un poco, pero este es un proceso natural. Por ejemplo en Canarias tanto en el Tajaraste del Amparo como en el Baile de Cintas de Igueste o incluso en el Baile Sentado o de a cuatro, todos ellos de clara impronta nativa, se sustituye la flauta original por el acordeón, un instrumento más vistoso y una novedad en su tiempo que sirve de reclamo para ir al baile a mociar y a beber vino.

La versión sin cadenas y erguidos debe haber sido algo parecido al baile corrido de Maderia, o al menos a mi se me parecen alguno de sus pasos. También algunos de los pasos se me parecen a la isa canaria. Estos bailes los ejecuta el grupo folclórico de la Ponta do sol, lugar donde se encuentran cazoletas al sol del poniente como en muchos lugares de Canarias. 

Si se fijan el ritmo de tambor del baile do Ponta do sol es de seis toques, parecido al ritmo del tajaraste o baile del tambor de cinco toques pero con un toque adicional que permite una pausa y lo hace más cadencioso. Algo así como un toque más pausa más tajaraste rápido, un toque más pausa más tajaraste rápido. Es decir si el tajaraste es dos toques más tres toques, este es un toque más dos toques más tres toques. 

Pero no solamente la similitud es con la isa en el baile, a mi personalmente también me recuerda al Tango de la Florida. Una pieza que es diferente a los demás tangos de origen nativo que se conservan, como el Tango Guanchero o el Tango Jerreño, y quizás, según algunos, reminiscencia del perdido Tango de Tenerife.

El ritmo del Tango de la Florida se ajusta perfectamente al toque de tambor usado en el Hierro para acompañar el Baile del Santo, el Baile del Vivo, la Meda - cuya forma de cantar-responder es nativa -  o incluso el Tango Herreño

Esta pieza y baile de cierto ritmo cadencioso - como el baile de la Ponta do Sol de Madeira o como los tiempos del Sorondongo/María de Gracias Llena o incluso del baile del tambor gomero en su forma de procesión -  proviene del barrio de la Florida, en los altos del valle de la Orotava, lugar de pastoreo y de bastante pervivencia nativa.

(*) Articulista y economista soberanista