Khalifa Haftar, pidió un movimiento popular pacífico para poner fin a años de estancamiento político, instando a los libios a “decidir su propio destino”

Corresponde al propio pueblo libio ejercer su derecho a la autodeterminación de forma pacífica y ordenada, sin violencia ni desorden", afirmó

ELDIGITALDECANARIAS.NET / Benghazi

El comandante militar del este de Libia, Khalifa Haftar, pidió un movimiento popular pacífico para poner fin a años de estancamiento político, instando a los libios a “decidir su propio destino” tras el fracaso de las iniciativas nacionales e internacionales para alcanzar un acuerdo duradero.

Hablando en su cuartel general militar en Al-Marj, Haftar dijo que había llegado el momento de una “movilización pacífica y organizada” y planteó el destino del país en términos crudos.

"Ahora es una cuestión de Estado o caos, soberanía o dependencia, progreso o atraso", dijo.

El discurso marcó un cambio significativo en la estrategia del comandante del Ejército Nacional Libio (LNA), señalando un intento de convertir la frustración generalizada por la parálisis política en una renovada legitimidad popular para sus fuerzas.

Haftar, cuya base de poder se encuentra en el este de Libia, dijo que el ejército no era la entidad para decidir el futuro del país. "Corresponde al propio pueblo libio ejercer su derecho a la autodeterminación de forma pacífica y ordenada, sin violencia ni desorden", afirmó.

Advirtió que Libia ya no puede seguir siendo un “campo de batalla por el poder y la riqueza” o un “espacio abierto a la corrupción y el saqueo de fondos públicos”, y pidió el fin del caos que ha paralizado al Estado.

La retórica del comandante se hizo eco de un movimiento creciente en el este de Libia que busca reconstruir la legitimidad desde adentro, restaurando el papel tradicional de las tribus como anclas de la estabilidad política y social después de años de marginación por parte de facciones partidistas y armadas.

Su énfasis en la “voluntad popular” también subrayó el rechazo a lo que describió como “interferencia extranjera excesiva” en los asuntos libios, en medio de un creciente escepticismo hacia la misión de las Naciones Unidas y sus mecanismos de mediación.

La declaración de Haftar se produjo en medio de crecientes tensiones entre las autoridades políticas y militares del este y la misión de la ONU, después de que el gobierno designado por el parlamento presentara una queja formal la semana pasada ante el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, contra la enviada Hanna Tetteh.

La denuncia acusaba a Tetteh de “graves tergiversaciones e interferencia flagrante en los asuntos internos de Libia”, particularmente en lo que respecta a las propuestas para remodelar la comisión electoral nacional.

Los analistas dicen que la medida refleja la creciente frustración en el este por lo que los líderes locales ven como un enfoque excluyente de la ONU, lo que alimenta los llamados a un proceso alternativo, local, liderado por actores libios y basado en estructuras tribales y sociales en lugar de marcos diplomáticos externos.

El proceso político de Libia ha permanecido congelado desde que se pospusieron indefinidamente las elecciones previstas para diciembre de 2021, y persisten profundas disputas sobre las normas constitucionales, el reparto del poder y la gestión de los ingresos petroleros. A pesar de las múltiples conferencias internacionales y regionales celebradas en Ginebra, El Cairo, Bouznika y Trípoli, no ha surgido ningún consenso sobre la formación de un ejecutivo unificado o la distribución del poder.

El llamado de Haftar a una movilización pacífica parece diseñado para posicionar al ENL como una fuerza estabilizadora nacional y ofrecer lo que describió como una “alternativa interna” al paralizado proceso liderado por la ONU.

En lugar de esperar a otro acuerdo impuesto desde el exterior, Haftar está apelando a la “voluntad libia” como base para una nueva legitimidad que, según él, podría unificar las fragmentadas instituciones del Estado.

"Ha llegado el momento de detener el caos", afirmó. “Cualquiera que intente desafiar la voluntad del pueblo o imponerle tutela se verá enfrentado a la voluntad del pueblo libio, representado por las fuerzas armadas”.

Haftar cerró su discurso con un llamamiento a la unidad: “Las puertas del Comando General [del LNA] y los corazones de sus hombres están abiertos a todos”, dijo. "Los libios son hermanos en los buenos y en los malos tiempos. Nuestro pasado es uno, nuestro presente es uno, nuestro futuro es uno y nuestro Estado es una Libia unida".

English version

Khalifa Haftar, called for a peaceful popular movement to end years of political stagnation, urging Libyans to “decide their own destiny”

It is up to the Libyan people themselves to exercise their right to self-determination in a peaceful and orderly manner, without violence or disorder," he stated

Eastern Libya's military commander Khalifa Haftar called for a peaceful popular movement to end years of political stalemate, urging Libyans to “decide their own destiny” after the failure of national and international efforts to reach a lasting agreement.

Speaking at his military headquarters in Al-Marj, Haftar said the time had come for “peaceful and organized mobilization” and laid out the country's fate in stark terms.

"Now it is a question of state or chaos, sovereignty or dependency, progress or backwardness," he said.

The speech marked a significant shift in the Libyan National Army (LNA) commander's strategy, signaling an attempt to turn widespread frustration over political paralysis into renewed popular legitimacy for his forces.

Haftar, whose power base is in eastern Libya, said the army was not the entity to decide the country's future. "It is up to the Libyan people themselves to exercise their right to self-determination in a peaceful and orderly manner, without violence or disorder," he said.

He warned that Libya can no longer remain a “battlefield for power and wealth” or a “space open to corruption and the looting of public funds,” and called for an end to the chaos that has paralyzed the state.

The commander's rhetoric echoed a growing movement in eastern Libya that seeks to rebuild legitimacy from within, restoring the traditional role of tribes as anchors of political and social stability after years of marginalization by partisan and armed factions.

His emphasis on “popular will” also underscored rejection of what he described as “excessive foreign interference” in Libyan affairs, amid growing skepticism toward the United Nations mission and its mediation mechanisms.

Haftar's statement came amid rising tensions between eastern political and military authorities and the UN mission, after the parliament-appointed government lodged a formal complaint last week with UN Secretary-General Antonio Guterres against envoy Hanna Tetteh.

The complaint accused Tetteh of “serious misrepresentations and flagrant interference in Libya's internal affairs,” particularly regarding proposals to reshape the national electoral commission.

Analysts say the move reflects growing frustration in the east over what local leaders see as an exclusionary UN approach, fueling calls for an alternative, local process, led by Libyan actors and based on tribal and social structures rather than external diplomatic frameworks.

Rather than wait for another foreign-imposed deal, Haftar is appealing to the “Libyan will” as the basis for a new legitimacy that he says could unify the state's fragmented institutions.

"The time has come to stop the chaos," he said. “Anyone who attempts to defy the will of the people or impose tutelage on them will find themselves confronted by the will of the Libyan people, represented by the armed forces.”

Haftar closed his speech with a call for unity: “The doors of the [LNA] General Command and the hearts of its men are open to all,” he said. "Libyans are brothers in good times and bad. Our past is one, our present is one, our future is one and our State is a united Libya."