¿Cómo el trauma afecta al deseo erótico?

Rut Mónica Díaz/Las Palmas de Gran Canaria

¿Estás vivo, verdad? Pues esto ya implica que puedes haber pasado, pasar o estar pasando una situación traumática. Estas situaciones pueden ser más o menos persistentes, difíciles de sobrellevar, duras de afrontar , algunas pueden hacernos sentir que no contamos con recursos para afrontarlas y ahí están. Hoy las traemos a escena para caer en la cuenta de cómo afectan a nuestro deseo erótico, a nuestras ganas de intimidad con la pareja.

Qué tal si ponemos algunos ejemplos y nos hacemos una idea; un jefe reactivo que activa ‘algo’ en nosotros, compañeros con sus mochilas que descargan con ‘maltrato variado’ a los demás, una noticia de un fallecimiento inesperado, mudanza y vida nueva, un despido no imaginado, trabajar a diario con sensación de agonía, problemas financieros que se van acumulando, un duelo por una pérdida no superada y solapada, por ejemplo de una pareja anterior, con una nueva pareja, abuso sexual en la infancia, maltrato físico y/o psicológico, abuso y maltrato físico y/o psicológico dentro de la propia pareja, haber escuchado burlas de tu pareja sobre ti, tu aspecto, tu rendimiento sexual y erótico, ser cuidador y no contar con el apoyo necesario en la crianza ya sea emocional, económico y/o educativo cuando existen necesidades educativas especiales por encima o por debajo de la Campana de Gauss, negligencia por parte de las figuras de apego y así una lista de situaciones que son duras de sobrellevar si no se expresan, si no se les da la importancia que tienen en nuestro desarrollo, si no se les da voz y se comparten de manera que no se convierta en algo invisible y tapado en modo: “Aquí no ha pasado ni está pasando nada”.

No ha pasado nada ni está pasando nada, ¿verdad?. Muy bien, imagínate una pelota de playa, de esas que se inflan a pulmón, que es lo divertido. Llénala de aire y ahora empújala hasta el fondo de la piscina o bajo el agua del mar, ¡suéltala! ¿Qué pasa con esa pelota? Vamos a visualizar; primero te ha costado hundirla un poquitín, si quieres que no suba, debes sostenerla y eso agota, debes ejercer una fuerza y claro, cuando te cansas de sostenerla hundida, la sueltas, ¡¡zas!! Sale, y… ¿cómo sale? Pues así… cualquiera de nosotros bajo una situación que no es sencilla de sostener y para la que no hemos contado con ayuda podemos actuar, una vez pasada la fase de ‘en-amor-a-miento’, y de novedad con: evitación a la intimidad con la pareja, con un estar en modo ‘off’ la mayor parte del tiempo hacia cualquier indicio de posibilidad de un encuentro erótico, con respuestas evasivas y fuera de contexto, con posibles malas miradas como si la otra parte fuera agotadora por compartir contigo su deseo hacia ti.

¿Cómo puede acabar una situación así? Tu falta de deseo erótico va aumentando, tus negativas contribuyen a que la otra parte pueda agotarse y dejar de demandar encuentros contigo, ambos comienzan a pensar que el otro no le desea y esa rumiación suele tender a magnificarse. Ante las posibilidades de negativa, aún con ganas de volver a conectar, a los dos les cuesta tomar la iniciativa por aquello de no toparse con una respuesta del tipo: ¡No!, no seas pesad@, no es el momento…. ¿Cuál es la solución más efectiva? Comunicar. Si realmente existe un vínculo afectivo, toca hablar de lo que te sucede, pre-ocupa, de lo que hay ahora y lo que ha podido haber en tu vida que aún genera daño, incomoda y hace ‘saltar’ contra quien esté delante aunque no sea esa persona que te ha dañado. También tocará pedir disculpas si es necesario y desde esa honestidad volver a conectar poquito a poco. Puede ser que esa conversación te sorprenda y que tu pareja se muestre vulnerable y te cuente la mochila que carga, si ese fuera el caso. Aún así, si ese sufrimiento interno que ‘arrastras’ ves que afecta a tu vida en pareja, a tus relaciones, a tus encuentros eróticos, a tu vinculación, pide ayuda, háblalo, ponle voz, escúchate contándolo. Este desenlace no funciona para parejas en las que existe maltrato físico y/o psicológico, ahí me saldría decirte: “Huye, sal de ahí cuanto antes”, como no me compete, en tu caso solicita apoyo/acompañamiento.

Saber pedir ayuda y dejarse ayudar es importante cuando vemos que solos no podemos abordar lo que nos sucede. Te animo a no dejar de disfrutar de ti, de tu pareja, de la conexión entre ambos. Ponle humor porque esto también pasará, gran parte depende de ti, es tu vida, es tu responsabilidad. ¡Hasta pronto!