
Día de la Hispanidad
No puedo dejar la ocasión de dar unas palabras por este día tan especial. el Día de la Hispanidad es, o debería ser, una oportunidad para mirar ese pasado con honestidad, sin negar su trascendencia pero tampoco sus consecuencias.
El origen del Día de la Hispanidad se remonta a 1918, cuando el rey Alfonso XIII lo declaró fiesta nacional bajo el nombre de “Día de la Raza”, una denominación que respondía al espíritu colonial de la época. Décadas después, en 1987, la Ley 18/1987 estableció oficialmente el 12 de octubre como Fiesta Nacional de España, desligándola de aquella visión racial y centrando su sentido en lo que es ahora: el valor histórico y cultural del encuentro entre Europa y América.
Ese “encuentro”, impulsado por la expedición de Colón que partió desde el puerto de Palos el 3 de agosto de 1492, cambió el curso de la historia. Las carabelas La Niña, La Pinta y la Santa María llegaron el 12 de octubre a la isla de Guanahaní, en el actual archipiélago de Las Bahamas. Aquel viaje, financiado por los Reyes Católicos, abrió el camino a una nueva era de intercambio entre continentes, lenguas y pueblos.
En América Latina, el 12 de octubre se conmemora bajo nombres muy distintos: Día de los Pueblos Originarios, Día de la Resistencia Indígena o Día de la Diversidad Cultural. Es la misma fecha, pero vista desde otra orilla. Allí, más que un encuentro, se recuerda el inicio de la colonización europea y las consecuencias que tuvo sobre las culturas precolombinas.
Entender esas visiones no significa renegar de la historia española, sino asumirla con todas sus aristas. El legado de aquel contacto no puede reducirse a una sola lectura: junto a la violencia hubo también mestizaje, arte, lengua, ciencia y una herencia cultural común que hoy comparten más de 580 millones de personas hispanohablantes.
De hecho, desde 2014, la ONU reconoce el 12 de octubre como el Día Internacional de la Lengua Española, un idioma que actúa como puente entre países, generaciones y realidades distintas.
La Hispanidad, entendida como un espacio cultural que une a los pueblos que comparten la lengua y parte de su historia, no debería ser un motivo de división. El reto está en celebrar lo que une sin olvidar lo que duele.
Reconocer que la colonización implicó injusticias no invalida el hecho de que, siglos después, exista una comunidad global conectada por una lengua, una literatura y una sensibilidad compartida. Del mismo modo, celebrar la herencia cultural común no debe implicar glorificar los abusos cometidos en su nombre.
El Día de la Hispanidad puede ser muchas cosas: una jornada de reflexión, una fiesta nacional, un homenaje a la cultura hispana o simplemente un recordatorio de que la historia no es blanco o negro.
Quizá es más bonito pensar que lo que realmente se celebra el 12 de octubre no es un “descubrimiento”, sino el inicio de una conversación que aún continúa entre Europa y América. Una conversación en la que cabe la crítica, la memoria y también el orgullo de haber tejido -con luces y sombras- una identidad compartida que sigue viva más de quinientos años después.
(*) Presidente de Fuerza Canaria y asesor internacional