Casimiro Curbelo y el volcán, de la mano de Francisco González, que da puntada sin hilo

Dacio V. Darias Padrón nos cuenta en su libro ‘Noticias generales históricas sobre la Isla del Hierro, una de las Canarias’ que tras una sublevación popular que terminó con la muerte de un par de militares españoles allí destinados, en los cuarteles de las islas empezaron a circular los ‘chistes herreños’, denigratorios al estilo de los que hacen los españoles sobre los leperos. A los gomeros no les ha perdonado nunca el colonialismo ni sus medianeros autóctonos la muerte del tirano Peraza ni las sucesivas sublevaciones posteriores. Ese es el origen de los ‘chistes gomeros’ que, afortunadamente, parecían ir disminuyendo tal vez por aquella contestación que daban los habitantes de esta isla de que “el gomero más tonto es abogado”. Pues esta vez es cierto. Nos lo hemos ganado a pulso. El más burdo y disparatado “chiste gomero” lo suministra el presidente del Cabildo, Casimiro Curbelo, que no es abogado, pero que armado de  la omnisciencia que da el poder a los que lo ejercen, se nos ha puesto en plan gringo, siguiendo los pasos del general Patton que bombardeó el Maunaloa hawaiano y, como no dio resultado, los altos mandos norteamericanos  se plantearon lanzar una ojiva nuclear para cargarse al volcán (y eso no es un “chiste gringo”, que les sobra con la realidad para su propio desprestigio). Menos mal que Casimiro no tiene a mano una triste bomba nuclear. Borraba el volcán del mapa y quedaba feliz. Mal chiste, desafortunado, con el que una vez más se salpica a todos los gomeros.