La Guardia Civil no tiene pistas sólidas sobre el caso ‘Yeremi’ y el ministro se ‘sale’

Otra situación esperpéntica vivida en la jornada de ayer. Y lo hacen a cuenta de uno de los casos más extraños e inquietantes de la crónica negra de Canarias, como es el del niño Yeremi Vargas, un caso complejo, con muchas aristas y que desde el primer minuto ha dejado a los investigadores policiales en evidencia. Pero esto último ya sobrepasa toda paciencia, toda mesura y ya uno empieza a inquietarse con la investigación policial y sus enormes frustraciones. En la mañana de ayer el ministro de Interior, la máxima autoridad política en estos asuntos, el popular Jorge Díaz anunciaba que se habían encontrado restos humanos y ropa que podrían apuntar a que fueran del niño Yeremi Vargas. Está claro que esa información se la dio la Guardia Civil de Las Palmas, tras el hallazgo en Vecindario. Tomen nota: un cráneo y ropa. Y que podían ser de un niño. ¿Quién los relacionó? ¿Quién de la Guardia Civil mando a Madrid una nota interna con este hallazgo y su posible relación con el caso Yeremi. De manera inmediata todos los medios se hicieron eco y el padre de la criatura se acercó hasta el lugar de los hechos. ¿Por qué esta precipitación? ¿Ocurre algo que desconocemos? Ya va para ocho años y estamos como el principio, sin nada de nada. Horas después el desmentido, que no eran los restos del niño, sino los de una mujer mayor y que puede ser una práctica de santería. Todo se derrumba y nadie da explicaciones. La familia vive un despropósito y siguen las falsas alarmas. Ni siquiera esa colaboración pedida a la sociedad ha funcionado. De lo que podemos estar seguros es que o bien no hay nada sólido y todas las pistas han fallado o habrá que ponerse conspiranoico. Uno teme que a partir de ahora cualquier resto que se encuentre lo relacionaran con este asunto. Hay que pedirle al ministro y a la Guardia Civil que sean más prudentes, porque lo que ha pasado hoy ha sido muy patético y los padres de este niño no se merecen estas precipitaciones, esas ansias de encontrar al responsable o responsables de esta desaparición, cada día más misteriosa, más inquietante.