Javier Rivero: “El género negro crea y actualiza la ciudad en la literatura”

El filólogo pronucnia una conferencia en la Sala de Arte La Recova este jueves, en la segunda Semana Negra de Tenerife Noir  

EDDC.NET/Santa Cruz de Tenerife

El género negro se caracteriza por ser “un género urbano, es el primero que crea y actualiza la ciudad en la narrativa, en la literatura”, asegura el filólogo Javier Rivero Grandoso. El experto pronuncia la conferencia La representación del espacio en el género negro, este jueves 10 de marzo, a las 20.30 horas, en la Sala de Arte La Recova. Su intervención en la segunda Semana Negra de Tenerife Noir es una de las cuatro conferencias que se imparten en el Festival Atlántico del género negro que se celebra en Santa Cruz de Tenerife desde el pasado 2 de marzo y hasta el domingo 20.

El negro, noir, black… o como prefiere decir Rivero, “la novela criminal”, es el primer género literario que utiliza los espacios urbanos, el primero que “escribe y presenta la vida normal en una ciudad”. Al comienzo, en los primeros relatos, “la ciudad es un mero marco, un telón de fondo en el que sucede la acción”, explica, pero “a medida que pasa el tiempo, la ciudad es un elemento indispensable”, por ese motivo, “muchas historias que se presentan en un espacio concreto no se pueden trasladar a otros”, algo que se ha intentado hacer en alguna ocasión y que se ha convertido en “error de algunos novelistas, que han pretendido trasladar un determinado tipo de novela, a otro espacio en el que no funcionan”.

Como todo género literario, las pautas de la novela criminal se asientan sobre los clásicos, como las novelas de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle. Sin embargo, todo evoluciona, y ahora mismo el popular detective británico del siglo XIX es reinterpretado y trasladado a otros espacios, como Nueva York. La conferencia de Rivero se detendrá en el análisis de estos enfoques y en la forma en que ese espacio apoya y construye la historia criminal.

Será después de Holmes, de Doyle, y más allá del Reino Unido, en Estados Unidos, donde la novela negra toma la ciudad como espacio fundamental, por ser “un hervidero para los conflictos sociales. Las distintas clases, las distintas razas, todo eso se desarrolla en la ciudad, que es el espacio donde se permite el anonimato”, destaca.

En el género negro suele haber un realismo mayor que en la literatura fantástica, porque “se trata de denunciar injusticias actuales y de poner en alza ciertas pasiones del ser humano, las psicologías  de determinados individuos, cómo se mueven a través de la codicia, de la venganza, del amor, que es lo que los llevan a cometer crímenes”. El espacio en el que esas pasiones se despliegan y se cometen los crímenes pueden ser tan real como imaginario, recuerda Rivero, que cita desde la Poisonville de Dashiel Hammett, en Cosecha roja, hasta La Breda en el que transcurren las novelas del escritor extremeño Eugenio Fuentes ha basado sus novelas.

Cuando el género se extiende y la acción se traslada, como ya ha ocurrido, incluso a las Islas, cuando el crimen y la investigación ocurren en Santa Cruz, en Las Palmas, en La Gomera…, la clave para el autor es ser capaz de que haya coherencia entre la trama en sí y ese espacio que sirve de soporte físico a la trama. Rivero cita una frase de la última novela de Alexis Ravelo, en la que se asegura que “la idea más estúpida del mundo es planear un secuestro en una isla, donde no se puede huir, no se puede ocultar a la víctima”. Es así como la acción tiene que cambiar al cambiar el espacio donde se desarrolla, asegura el filólogo.

Esta traslación a lo local “lo han hecho bien los autores: creando personajes creíbles a los lectores. Y el lector “está recibiendo muy bien ese tipo de obras –se nota en las ventas–, les gustan, y ven cierta complicidad cuando ocurre cierta narración que ocurre en la plaza donde celebran los carnavales o en la calle a donde van a comer… y eso les permite identificarse con la obra”, detalla al referirse al buen momento que vive el género en Canarias.

No es obligado que el escritor hable solo del lugar que conoce, aunque podría ser recomendable si se aspira a ser verosímil. Pero uno de los aspectos mágicos de la literatura es “lo que se llama el pacto de la ficción”, según el cual el lector es “muy benevolente” y desde que abre el libro está dispuesto a creer la historia, “parte con la idea de que todo lo que va a leer, se lo va a creer”. En virtud de esa racionalidad que existe dentro de la narración, la clave es que “esas leyes de ese mundo que está creando el escritor tienen que ser verosímiles consigo mismas”, para no cometer los errores que, por ejemplo, cometió Dan Brown al describir Sevilla en su novela La fortaleza digital, a pesar de que Brown pretende ser “muy detallista y realista”.

Javier Rivero Grandoso es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de La Laguna, y Máster en Estudios Literarios y Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Su tesis doctoral y las líneas de investigación que mantiene se centran en el estudio de la ciudad en la novela criminal de la periferia española. Ha editado un monográfico sobre novela criminal para la revista La Página bajo el título Anatomía de la novela policial, los volúmenes Ciudades mito y Reflejos de la ciudad, editados por la prestigiosa editorial Peter Lang, y la obra poética de Julián Herraiz bajo el título La mentira del agua y Alfabeto celoso (Obra completa). Ha pronunciado numerosas ponencias en universidades nacionales y extranjeras, gran parte de ellas relacionadas con la narrativa criminal. Además, ha publicado capítulos de libros sobre este tema en libros como Trivialidades literarias, Género negro para el siglo XXI o La (re)invención del género negro. Es secretario de la revista complutense Madrygal: Revista de Estudios Gallegos.