La política cada vez menos creíble

Rafael Lutzardo (*)

El político que no cumple con lo acordado con los medios de comunicación o con su programa electoral con la ciudadanía, se considera un mentiroso, pero eso no me extraña en absoluto, pues viendo  como están actuando muchos de ellos, no me cabe la menor duda que son unos impresentables. Dinero público gastado en prostitutas e invertido en otros negocios fuera de nuestro país. Políticos corruptos que no sienten el más mínimo respeto por la Constitución Española, en la cual juraron un día lealtad, respeto y esfuerzo en ayudar a España. Nada más lejos de la realidad.

Todo esto da mal olor. España caminar a un precipicio que puede tener consecuencias muy caras. Lo malo es, que no hay alternativa que sirva para remplazar al actual Gobierno, pero hay que buscar una solución antes de que sea demasiado tarde. Sinceramente, es difícil creer en un político o en la política. Sin embargo, para cambiar a un país están las urnas democráticas.

Así mismo, estos impresentables no se dan cuenta que la vida política no es duradera, salvo que la representen dictadores militares o dictaduras orgánicas. Por todo ello, finalizadas sus respectivas carreras políticas a donde van. No tienen amigos, nadie les darán el saludo. Pobres desgraciados muertos de hambre. Por lo tanto, el político mentiroso y putañeo no tiene cabida en una sociedad democrática que se considere fiel, honrada y respetuosa.

Este sistema se acerca más al Gobierno de Nicolás Maduro, dictador que admira el señor Zapatero. Yo que he visitado Venezuela en dos ocasiones, no me gustaría nada vivir con un sistema dictatorial como el que sostienen Nicolás Maduro y el aberrante Diosdado Cabello. Mientras tanto, seguiremos atentos para que en un futuro no muy lejano las urnas democráticas se pronuncien.

(*) Articulista,  escritor, periodista y amigo