Dios consolará a su pueblo

Ángel Rafael Lombardi Boscán (*)

La cita es de Isaías 49, 13. Y corresponde al documento que la Conferencia Episcopal de Venezuela publicó en enero, 2018. Los partidos políticos están en desbandada; ya sea por sus propias contradicciones o el indisimulado acoso gubernamental que les discrimina y ningunea. Los empresarios y comerciantes tratan de cohabitar para subsistir con un aparato productivo paralizado. Los medios de comunicación están maniatados y priva la auto-censura. La híper inflación devora al salario y trae la miseria a la mayoría de los venezolanos. Los profesionales se exilian mientras que las universidades han dejado de brillar. El contrabando, la maraña, el clientelismo y la corrupción florecen. La vida social es completamente hostil y el futuro parece clausurado.

Las instituciones están desmanteladas y el Estado de Derecho sólo funciona para quienes mandan y gozan de unos privilegios mal habidos. La comunidad internacional sanciona al régimen venezolano a través de sus jerarcas y estos se niegan aceptar cualquier tipo de ayuda humanitaria porque consideran que todo “está bien” en el país. “El mundo está observando la desgracia venezolana, aunque hoy Venezuela no forme parte del mundo”. (Miguel Ángel Campos)

Las voces disidentes se van apagando ya sea por miedo o porque han sido suprimidas. Sólo nos queda la Iglesia con sus obispos y sacerdotes. “Como pastores, en continuo acompañamiento a nuestro pueblo, experimentamos las graves y tristes situaciones que dibujan un panorama negativo y desolador”.

Tragedia y Sufrimiento. “Las medidas que el gobierno implementa para dar alimento al pueblo son insuficientes y tienden a crear mendicidad y mayor dependencia. Por otra parte, las políticas sociales y económicas están infectadas del morbo de la corrupción”. “Estas políticas han dado como resultado aumento de la pobreza, desempleo, carencia de bienes básicos, descontento y desesperanza general”. Los tres millones de compatriotas que han huido del país tienen su inevitable mención. “El éxodo de millones de venezolanos que buscan nuevos horizontes nos duele profundamente, así como las fórmulas desesperadas para huir del país”.

Para nuestros obispos la causa de fondo de la crisis venezolana es la siguiente: “la raíz de los problemas (del país) está en la implantación de un proyecto político totalitario, empobrecedor, rentista y centralizado que el gobierno se empeña en mantener” (CEV, “El Señor ama el que busca la justicia”, 12-07-2016). Y para que no queden dudas: “la Asamblea Nacional Constituyente es inconstitucional e ilegítima en su origen y en su desempeño. En vez de limitarse a redactar una nueva Constitución pretende erigirse en un supra poder con funciones ejecutivas y judiciales”. La soberanía reside en el pueblo pero ésta le ha sido arrebatada por el poder que aspira a eternizarse. Sólo el pueblo es protagonista de su propia historia y como sociedad civil debe restaurarse la democracia plena. De mantenerse éste impedimento dos serían sus resultados: “pérdida definitiva de la libertad, con todas sus consecuencias, o acciones de resistencia y rebeldía contra el poder usurpador”.

Caminos para la Recuperación. “La emergencia económica y social hace indispensable que el gobierno permita un Canal Humanitario”. “Venezuela necesita un cambio de rumbo. El ejecutivo ha fracasado en su tarea de garantizar el bienestar de la población: ni los servicios públicos, ni la industria petrolera, ni los cuerpos de seguridad, ni la sanidad pública, ni otros organismos han sabido responder a las necesidades de la gente. Las elecciones son el medio democrático para lograr ese cambio de rumbo”.

(*) Director del centro de estudios históricos ‘Luz’