Raúl Hernández, propietario de algunos de los supermercados Covirán, bloquea a los sindicatos para que no sepan las graves deficiencias de su gestión

Sindicalistas de Base, a pesar de su intolerancia, consigue sortear sus obstáculos

EDDC.NET / Santa Cruz de Tenerife

Almuerzo en el Sur de Tenerife. El propietario de parte de los supermercados Covirán, Raúl Hernández se sienta con un representante de Sindicalistas de Base. Es una reunión cordial, donde se quieren sentar acuerdos entre la patronal y los trabajadores de los supermercados que este empresario tan singular, por lo chungo que es, gestiona a su modo y sin tener en cuenta criterios racionales y solventes.

Hablan especialmente del supermercado que Raúl le compró a la familia del ya fallecido Tata en Arona, exconcejal de CC y líder natural de ese partido a pesar de Berto. Logran acuerdos, pero siempre verbalmente y a expensas de lo que se consolide luego con el abogado que se encarga de todo en estos supermercados.

Pero lo que no contaba Sindicalistas de Base es con la más vieja historia del mundo. Quien manda en los supermercados no es este empresario, sino su esposa, la cual es socia en sus sociedades y la que lleva los pantalones y las decisiones de este grupo empresarial. La mujer, dice que no, que nanay de la china. Y tan fuerte es el dominio de la esposa, que Raúl no solamente lo desmiente, sino que además dice que él nunca habló de eso.

Tras tremenda cachanchanería, Sindicalistas de Base se ha puesto en modo chungo o mejor ha decidido que no vale el diálogo, el buen rollito ante tremenda irresponsabilidad y se ha dedicado a lo que más sabe, a ejercer el buen sindicalismo y a meter delegados sindicales, comité por comité, para que todo el mundo se ponga a defender sus derechos y poner en su sitio a esta patronal oscura, intransigente y sobre todo, indigna, que busca machacar a sus trabajadores y que tiene miedo que se conozcan como gestionan y sobre todo su cuenta de resultados, que parece que es muy jugosa.

Esta sinrazón es la que seguramente llevaría a la central a buscarse otro socio y a limitar el crecimiento de Raúl dentro de esta marca y poniéndole al lado un competidor a él y a quien realmente manda, su mujer.