¿Puede un ayuntamiento sensato hacerse cargo de la urbanización del Polígono Industrial Valle de Güímar en estas condiciones?

Foro contra la Incineración

Días después de que publicáramos imágenes y vídeo de la vergonzosa dejadez en el mantenimiento de la urbanización del Polígono Industrial Valle de Güímar, asuntos del que a su manera se hizo eco El Día en días posteriores, la alcaldesa de Güímar -y sus irresponsables machangadas- está apunto de conseguir que el asunto, como el del absurdo intento de aplicación de la ley mordaza a un joven por llamar escaqueados a los policías locales, salte a las primeras planas de la prensa nacional.

Vamos, que la alcaldesa del disparate (recuérdese sus parques temáticos –“con la torre más alta de Europa”- en socavones de barrancos, plantas geotérmicas...) está que se sale y lo de la raya azul para separarse de Arafo y demostrar que ella es más limpia pasará a la historia de la antología de la locura y el dispendio, sin llegar más lejos probablemente porque ni hay oposición política y, por otro lado, la ‘justicia’ anda demasiado ocupada metiendo a ancianas sin recursos en la cárcel mientras los dueños de los hoteles ilegales -y los políticos y técnicos responsables- campan por sus respetos.

Y dice la alcaldesa, sin cortarse un pelo, que ella no esperó ni por consorcio de servicios ni nada sino que recepcionó esa disparatada obra de urbanización, que no cumple con norma de accesibilidad alguna para empezar a hablar, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo y vaya usted a saber con qué informes técnicos. Vamos, que serán los vecinos de Güímar los que más pronto que tarde tengan que hacerse cargo de los rebajes de las aceras, de los pasos de peatones que faltan, de rayar las vías en condiciones (ahora con la raya azul que despista y pone en peligro la seguridad vial me dirán ustedes) y las demás deficiencias que saltan a la vista y sobre todo las que no, porque hay tapas de alcantarilla levantadas y echando mierda a las aceras sin lluvias y sin nada. Ocho millones de dinero público tirados a la basura y que tendrán que volver a pagar por lo pronto los vecinos de Güímar en la parte proporcional que les corresponda. Porque los empresarios del polígono lo tienen claro: ni han puesto ni pondrán un duro en el tema.

Pero en medio de este tremendo disparate, más propio de la España berlanguesca de ‘La escopeta nacional’, hay que destacar que no todos los empresarios del Polígono Industrial Valle de Güímar están por dejar deteriorar la imagen de sus empresas de esa manera. No, hay unos cuantos (seguramente no más de cinco o seis pero merece la pena destacarlo) que cuidan sus jardines de manera ejemplar y no actúan como otros muchos que sin escrúpulos de ninguna clase dejan volar sus embalajes dando una estampa del entorno inadmisible independientemente de las consecuencias ambientales de esos plásticos volando, en su mayoría directos al mar.

Esa manera de actuar, que en cualquier país del mundo civilizado le costaría un disgusto a cualquiera, en Tenerife es de lo más habitual no sólo en Valle de Güímar sino en La Campana, en Buenos Aires, en Las Chumberas, en Las Chafiras, en el Mayorazgo, Granadilla, El Chorrillo... Vamos, que la imagen y la gestión sensata de los residuos en los polígonos industriales no ha sido visto jamás como un tema prioritario cuando técnicamente debería ser un asunto estratégico fundamental.

La cuestión grave en este caso, sin embargo, es la de dilucidar cómo ha sido posible que el Ayuntamiento de Güímar recepcione por su cuenta y riesgo una obra que no cumple con los requisitos mínimos -y que nos costó ocho millones de euros de dinero público conseguir que los cumpliera- en asuntos que saltan a la vista como los de la accesibilidad.

Uno conoce casos, ya de hace unos años, donde se han recepcionado urbanizaciones que debían llevar acera a ambos lados de la calle pero que sin embargo los promotores sólo la construyeron por uno de los laterales. Eso sí, en alguna situación hasta le dieron el nombre de un técnico municipal a una pequeña plaza de la urbanización por muy increíble que a alguien le pueda parecer el tema. ¿Le pondrán el nombre de la alcaldesa de Güímar a alguna de aquellas rotondas en agradecimiento por los servicios prestados a los empresarios del Polígono con las perritas de todos los vecinos del municipio? Hasta un busto le pude caer a este paso sin la más mínima duda, a este paso pónganle ustedes el cuño.