IPC exige suspender la libre circulación de personas entre Canarias y el exterior

Iniciativa Popular Canaria (IPC)

Iniciativa Popular Canaria (IPC) cree imprescindible la suspensión urgente de la libre circulación de personas entre Canarias y el exterior, hasta disponer de una vacuna efectiva contra la Covid 19 ó que la OMS dictamine la desaparición de la pandemia, salvo excepciones a determinar y bajo estrictas medidas de seguridad, incluyendo el periodo de cuarentena obligatorio y  la realización de test dignosticos a todas  las personas, residentes o no,  que ingresen en las Islas,. Dicha medida  coyuntural no podrá establecer discriminación alguna respecto a  la nacionalidad de los foráneos no residentes en Canarias, que tendrían limitado el acceso a las Islas sea cual fuere su procedencia, incluyendo la del resto del Estado español.

Según un reciente informe inter agencial de la ONU, las presiones desde sectores empresariales, económicos y financieros, poniendo como escudo humano a la clase trabajadora con la amenaza de pérdida de empleos, han provocado que se reabran paulatinamente  actividades económicas no esenciales y, por consiguiente, el número de personas contagiadas se esté incrementando exponencialmente abocando al mundo a una nueva situación de confinamiento. Pero ante el intento de las clases dominantes de imponer a los gobiernos un falso dilema entre economía o salud, la ONU ha respondido claramente que “primero es la salud”.

El pretendido axioma que  quieren aplicarnos, también en Canarias,  de que estaríamos  obligados a convivir con la pandemia, es una falacia que responde sólo a egoistas intereses mercantilistas, que se desentienden de  la salud de la población sacrificándola en el altar de los beneficios económicos de una minoría. La supervivencia de determinados sectores turísticos o compañías aéreas nunca puede ser más importante que garantizar la salud de la población, considerando además que sin un buen estado de salud y bienestar integral de la sociedad es inviable el éxito de la economía.

Mantener la actividad endógena vinculada a la demanda interna. Canarias puede ser territorio libre de Covid 19 aprovechando nuestra condición archipelágica natural, ventaja comparativa que pudo evidenciarse durante el anterior Estado de Emergencia con unos resultados sensiblemente mejores al territorio peninsular  español; aislamiento que nos permite ponernos a salvo de la entrada del virus, evitando  así regresar al confinamiento domiciliario.

Lo que es perfectamente compatible con mantener  las Islas en una Fase 3 responsable, que permita la actividad económica y social endógena, vinculada a la demanda interna, como la producción de bienes de autoconsumo y exportables; muchas actividades industriales, como -entre otras- las de reparación de buques y otros servicios portuarios offshore; la digitalización e innovación tecnológica centrada en proveer equipamientos electrónicos para la medicina y biomimética; inversiones públicas en diferentes sectores  como el de la construcción de viviendas y equipamientos sociales; la  economía de los cuidados: salud, educación, higiene, atención a la dependencia; o el comercio y los servicios como el turismo autóctono. Todo ello con la práctica sistemática  de todos los hábitos  y medidas de protección recomendadas por los especialistas del sistema de salud.

Pero este marco económico coyuntural, no puede hacernos perder la perspectiva a medio plazo de la implementación de un  modelo de desarrollo social y económico diversificado,  equilibrado, sostenible, autocentrado en función de nuestras verdaderas potencialidades productivas y renta de situación, basado en las energías renovables, el desarrollo azul y circular, al servicio de los sectores populares, el codesarrollo y la paz mundial.  

La suspensión temporal de la libre circulación de personas entre Canarias y el exterior es una cuestión de supervivencia para nuestra ciudadanía, cuya seguridad frente a los contagios por Sars Cov 2 es incompatible con el modelo turístico de masas que las grandes cadenas hoteleras en Canarias se empeñan en defender, en línea con la insoldaridad endémica del empresariado turístico que sobreexplota laboralmente a las kellys y resto de trabajadoras y trabajadores, que se opone a gravar algunas importaciones para proteger las producciones locales pensando sólo en la reducción de sus costes de suministros o que tiene la desfachatez de ofrecerse a pagar las pruebas de la Covid a los turistas británicos al regresar a su país, después de revolcarse en nuestra tierra dejándola eventualmente contaminada con el virus.

No puede entenderse que la capacidad de supervivencia de las empresas turísticas se vea afectada  por dejar de facturar durante uno o dos ejercicios, después de haber ganado dinero a espuertas durante décadas, lo que implicaría no ya el desconocimiento de las más elementales normas contables, sino hasta de la vieja metáfora sobre las vacas gordas y las vacas flacas. Pero tampoco se entiende la obsesión de los gobiernos central y autonómico por proteger tanta incompetencia e irresponsabilidad empresarial, después de haberse construído muchos de sus hoteles con subvenciones públicas.

Amenazas de hambrunas con supuesto maná de fondos europeos. En su única idea fija, de condenarnos a  depender casi en exclusiva del turismo, por su incapacidad para concebir otras alternativas, el presidente autonómico nos amenaza con que “Los canarios nos mataremos de hambre” si volvemos al   confinamiento, cuando la única forma de evitarlo es precisamente la que proponemos desde la IPC, manteniendo la Fase 3 con la suspensión temporal de la libre circulación de personas con el exterior.

Pero se entiende menos aún que corra el riesgo de  “matarse de hambre” un pueblo que, según la apabullante propaganda oficialista, acaba de recibir la copiosa lluvia del Maná de fondos europeos. A no ser que se trate de un Maná en diferido, que puede llegar -sobre todo a Canarias- tarde, mal o nunca, porque está destinado a salvar los bancos y otras grandes empresas, mientras que para los sectores populares destinan la parte estrecha del fonil en forma de austericidio, ajustes salariales y del sistema de pensiones, pérdida del poder adquisitivo, subida de impuestos y cronificación de la exclusión social, bajo la atenta vigilancia de los comisarios eurócratas de Bruselas.  Ese y no otro parece ser, en la vida real,  el significado de “matarse de hambre” referido – por supuesto- sólo a las clases populares.

La OMS continúa advirtiendo reiteradamente de los riesgos de la libre circulación de personas mientras la pandemia continúe su expansión a nivel mundial y el debate sobre la realización o no de pruebas, en origen o en destino, no es más que una maniobra de distracción para ocultar el problema de fondo, que no es otro que elegir entre permitir la llegada  del turismo foráneo o salvaguardar nuestra salud. Más aún, cuando las pruebas diagnosticas en destino que plantea el gobierno autónomo, todavía sin aprobación del gobierno español, son de carácter aleatorio y no grantizan la no introducción del virus.

           

Frente al zombismo mercantilista suicida, de los empresarios turísticos y sus gobiernos, estatal y autonómico,  Canarias debe optar claramente por la salud y la vida de su gente, disfrutando de una libertad compatible con la responsabilidad y prevención necesaria, y con una actividad social y económica endógena. Es una cuestión de supervivencia. Que no nos vuelvan a encerrar. O ellos o nosotros.