Tenerife y la gestión de residuos, pequeño análisis de una irresponsabilidad histórica

Foro contra la Incineración

En torno al año 2002 se desató una importante polémica en la isla de Tenerife, liderada básicamente por vecinos de la costa de Arico, para parar una macroincineradora de residuos que desde el Cabildo se planteaba como la gran “solución” milagrosa que haría desaparecer definitivamente la basura. Visto en perspectiva, casi dos décadas después, la isla de Tenerife no podrá valorar jamás en su justa medida la aportación de aquellas personas, que llegaron a realizar proyectos, aún hoy en día pioneros en Canarias, de recogida puerta a puerta de la materia orgánica en las casas de Las Arenas y Tajao para su posterior compostaje junto a la actual rotonda que da acceso al barrio marinero.

Sí, hicieron eso y muchas cosas más para crear conciencia de que la incineración no era la solución, que curiosamente es lo mismo que dicen las directivas comunitarias actualmente en vigor donde se prohíbe taxativamente enviar a incinerar -y al vertedero que no hay que perder la perspectiva de eso- cualquier cosa que sea susceptible de ser reciclada. Por ahí van los tiros hoy en día y no digamos nada de cara al futuro donde se nos vienen encima plazos que nos obligan a alcanzar niveles de reducción y reciclaje de los que técnicamente nos encontramos a años luz.

¿Qué hubiera pasado si la macroincineradora del 2002 hubiera salido adelante? Pues básicamente que estaríamos metidos en un lío mayúsculo porque una inversión millonaria, y con una tecnología hoy en día obsoleta sin duda, nos pondría un límite al reciclaje puesto que se planteaba quemar un volumen de residuos que no dejaría margen alguno al reciclaje-reducción que nos exige Europa y el sentido común, que esa es una de las pocas “”ventajas” del vertido respecto a la incineración dado que no pasa nada por llevar menos basura al vertedero pero, sin embargo, cuando se diseña una incineradora para una determinada cantidad de residuos hay que garantizar por décadas que ese “suministro” le llega en cantidad.

Y todo ese movimiento en contra de aquel dislate culminó con un largo proceso de negociación y con un plan de residuos ciertamente de consenso que aprobó por unanimidad el pleno del Cabildo: el PTEOR o Plan Territorial Especial de Ordenación de los Residuos que -aunque no se haya visto nada del mismo aún- sigue en vigor una década después. ¿Nos gustaba todo lo que contenía el Plan? No, entre otras cosas porque en último extremo seguía manteniendo una incineradora que en lugar de un 80% se planteaba quemar (o valorizar energéticamente) el 20% de los residuos que echamos a los contenedores a diario. Vamos, que venía a adaptarse, como no podía ser de otra manera, a las exigencias de las directivas comunitarias poniéndonos en pocos años en niveles de reciclaje del 65% cuando la realidad es que la no implementación del PTEOR nos mantiene hoy en día en niveles ciertamente tercermundistas, por debajo del 18% sin duda, que es la cifra más que optimista que manejan las administraciones responsables de semejante desaguisado.

El Plan de Residuos de Tenerife se parecía mucho al de Guipúzkoa (no obstante existió un convenio de colaboración entre Cabildo y Diputación), del que hoy en día presumen los socialistas vascos pese a que aquí Valbuena y Olivia Delgado (que andan buscando echadero en el Senado) se han ocupado de hacer fracasar cualquier intento de implementación del PTEOR pese a que es la norma que ellos mismos, el PSOE desde luego, aprobaron en el Cabildo en el año 2009. Es, como si dijéramos, el cinismo político llevado a sus últimas consecuencias y en medio de una irresponsabilidad sin límites al no plantear alternativas de ningún tipo.

En 2015 Valbuena prometió, junto con su compañera al Senado, proyectos piloto de recogida puerta a puerta de los que hoy en día, cuando está en puertas de abandonar el cargo, no se sabe absolutamente nada. Valga como botón de muestra de lo que ha sido la gestión más desastre que se recuerda en ese servicio fundamental del Cabildo que a día de hoy lleva cuatro años de retraso en la adjudicación del servicios más importante, y millonaria, al la que se enfrenta el Cabildo de Tenerife, que también prometió que estaría lista en 2016 y seguimos a verlas venir.

Que lo peor no es eso, lo preocupante es que visto lo visto es muy probable que cuando por fin salga la licitación sea recurrible por todas partes porque el propio Consejero “responsable” no deja de poner de manifiesto un día sí y otro también que se la reflanflinfla bastante el Plan de Residuos del 2009, pese a que no ha hecho el más mínimo intento por actualizarlo con lo que a día de hoy sigue siendo la norma de obligado cumplimiento de la que él debería ser el principal garante. Si, como Valbuena dice, el Cabildo en peso está ahora en contra de la incineración, ¿qué han hecho estos cuatro años que nadie ha planteado modificar el Plan para cumplir con las directivas de otra manera? Verdaderamente pareciera un chiste si no fuera porque se trata de un asunto extremadamente serio, y que nos puede costar una fortuna en sanciones, que ya les digo yo que en todo caso es lo de menos porque lo verdaderamente grave es el daño que hemos causado al futuro de nuestra tierra con esta actitud de irresponsabilidad extrema ante un asunto de tanta trascendencia.

La adjudicación con la que se encontró Valbuena, y que paralizó porque dice que se oponían los ayuntamientos cuando en realidad eran tres de treinta y uno los cabecillas, planteaba que las inversiones necesarias las llevaran a cabo la empresa concesionaria, como se hizo con el modelo PIRS, a lo que se opusieron algunos técnicos de Arona, Santa Cruz y La Matanza fundamentalmente (gente que jamás ha planteado propuesta novedosa alguna en este asunto) dado que nos encarecería la tasa, según ellos porque ni los números decían eso ni verdaderamente hay nada más caro que lo que estamos “no-haciendo” ahora. Ellos proponían meter tijera a las infraestructuras planteadas: puntos limpios, plantas de compostaje, plantas de transferencia y demás (no así las que a ellos les beneficiaban directamente que de eso hablaremos un día) con lo que el PTEOR queda desmantelado y a expensas de que el Cabildo invierta directamente. Ni un céntimo, sin embargo, aparece en el MEDI (marco estratégico de desarrollo insular) consignado a residuos.

Esa es, a groso modo, la grotesca situación actual, en la que estamos en manos de gente que levantó la mano para aprobar un Plan, el vigente, que sin embargo paralizan y obstaculizan incluso con manifestaciones públicas con el único objetivo de obtener titulares grandilocuentes donde se posicionan contra la incineradora, la del 20%, que ellos mismos aprobaron en la planificación vigente a la que supuestamente se deben, al menos hasta que no pongan sobre la mesa un cambio de modelo que desde luego no es el caso, básicamente por incapacidad manifiesta y demostrada en estos últimos ocho años en los que, para desgracia de todos, han estado al mando de la gestión de residuos en la isla de Tenerife estos personajes. Ni un sólo paso para invertir la tendencia suicida cuando han contado con un herramienta única en forma de PTEOR que nos debía tener ya en el 50% de recuperación y reciclaje y que, sin embargo, gracias a Valbuena y a la inhabilitada por la Justicia, Ana Lupe Mora, nos mantenemos a los niveles de hace una década, por debajo del 18% en todo caso. Por cargarse se han cargado hasta la visita de los escolares al Complejo Medioambiental de Arico, que pagamos con la tasa, que de manera ininterrumpida funcionó desde el 2005.