Credibilidad en 2016: año de soluciones

Carlos Gustavo Rivero Quintana (*)

A las puertas de un nuevo ciclo político en nuestro país, en el que la ciudadanía ha abierto la puerta a profundos cambios, tanto en las formas como en el fondo de hacer política, cabe la esperanza de encontrar salidas a la grave situación socio-económica y política que desde el 2008 padecemos de forma aún más acentuada.

Cabría esperar que en esta nueva etapa se apartaran el obsoleto pensamiento bipolar, de políticas de izquierda o derechas, y se abordaran soluciones que cuando menos mejoren una situación compleja en un mundo cada vez más globalizado e interconectado, partiendo en esencia del mundo de las ideas para dar respuestas a los problemas de la ciudadanía de a pie.

Numerosas son las cuestiones que abordar por el nuevo gobierno de la nación, desde reformas estructurales para la diversificación de la economía, a reformas de regeneración democrática en lo político, y de medidas sociales que se articulen para satisfacer las demandas del ciudadano de a pie.

Desde su ideología o desde la defensa de sus intereses, cualesquiera que estos fueran, parece que estamos abocados en nuestro país a reincidir en errores políticos del pasado, más que en la búsqueda del mayor de los consensos posibles para solucionar los problemas de la ciudadanía.

La idea de la política, hasta ahora, en nuestro país es la de imponer fórmulas que se enraízan en ideologías o ideas de lo que es justo según la óptica con que se mira, lo que es lícito, pero no dejan de ser recetas para aplicar políticas donde lo que se busca es optar por colgarse medallas y perpetuarse en el poder, derivando responsabilidades pasadas en la gestión de lo público con argumentos que en algunos casos llegan a ser verdaderamente pueriles y/o del libro de la "vieja política".

Es tiempo de cambios, de ilusión, de hechos que defiendan el interés general. De introducir cambios dirigidos a encontrar el consenso, tan necesario en estos tiempos que corren. De ir un paso más allá en la evolución de la sociedad, y dar espacio a corrientes de pensamiento libre, ético y sin limitaciones ideológicas dando paso a los profundos cambios que tanto necesita nuestro país. Partiendo de conceptos universales como la justicia, la igualdad y la libertad como ejes principales de un tiempo nuevo, un tiempo para la esperanza.

Habrá que esperar si la nueva política, y aquellos que quieren desde lo viejo sumarse a ella, hacen lo necesario, para beneficio de nuestra sociedad, y por extensión para las futuras generaciones. ‘Tempus ad tempus’ (tiempo al tiempo)…

(*) Articulista