Francis del Rosario: un sastre que hizo telas con bambalinas

El expediente de reconocimiento sigue sin ser valorado por técnicos municipales

Rafael Lutzardo / Santa Cruz de Tenerife

Hablar o escribir de Francisco del Rosario Bonilla es como entrar en un frasco de perfume lleno de cultura y arte. Tras su muerte, años 87 años, el mundo del teatro todavía le recuerda con cariño y respeto. Aunque tuvo sus detractores, muchos directores y actores del Archipiélago canario le guardaron respeto y admiración.  

Este gran hombre, amigo y hermano del pueblo de Tenerife, nació el 24 de enero de 1924 en la capital tinerfeña. Actor y director teatral; donde comenzó su andadura a una edad muy temprana, junto a su padre, Jacinto del Rosario, conocido director de la época, que trascendió a la posterioridad al tratarse de un genial y figura personaje versátil y polifacético. En el año 1937, con sólo 6 años de edad, interpretó un papel en la obra "Marianela", de Benito Pérez Galdós, iniciando así su recorrido teatral por las islas, en comedias, zarzuelas y en cuantas manifestaciones artísticas se le invitaba. En el año 1962 creó el Grupo de Teatro La Carátula, en el seno de la Escuela de Arte, y en 1980, la Sección de Teatro del Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife le nombró director titular de su teatro de cámara, que tantos años de gloria dio a la entidad, hasta que en 2003 cesó

en su cargo.

Un hombre que fue de casi todo; autor teatral, actor, director y escritor y sastre.  Como no podía ser menos, su hijo, Francis del Rosario, supo recoger ese legado de grandes valores, siendo una persona con gran espíritu de lucha, capacidad, imaginación y entrega en todo aquello que se proponía. Pero también,  amigos de sus amigos. En su primera etapa, con 5 años, Francis del Rosario trabajó junto a su padre participando en romanzas de Zarzuelas y en diversas piezas teatrales.

A finales de los años 50, funda el Grupo de Teatro de Cámara “La Carátula” en el seno del Círculo de Amistad XII de Enero. Así, y durante la prolongación en el tiempo, pone en escena una buena cantidad de títulos de diversos autores. Más tarde pasa a dirigir el Teatro de Cámara del Círculo de Bellas Artes, a partir de la inauguración del salón de actos del mismo, allá por el año 1965, continuando hasta el año 2003. Sin duda, fueron siete décadas de una vida dedicada al oficio de sastre y al mundo de Talía. La trayectoria de Francis del Rosario estuvo marcada por el amor y respeto que tuvo por su padre  hasta el final de su carrera. 

Elba García Hernández, portavoz de un grupo de actores Asociación Cultural Teatro de Cámara de Círculo de Bellas Artes, fue una de sus mejores amigas, pues no en vano compartió escenario con Francis del Rosario más de 18 años. Al respecto comentó que “desde la asociación que presido, estamos intentando que el Ayuntamiento de Santa Cruz rinda un merecido homenaje al que fuera una gran persona y actor, Francis del Rosario; un expediente que lleva varios años sin  ser valorado”. Queremos que se ponga el bajorrelieve en la pared donde están los nombres de Fernando H Guzmán y Ignacio García Talavera”.

Acto seguido, Elba García señaló que: “puedo decir que de él, refiriéndose a Francis del Rosario, amaba profundamente al teatro; lo amaba con total entrega y tozudez, por muchas penurias que le hicieran pasar para que ese amor se enfriase. Porque padeció muchas dificultades, no sólo de entidades que, en algún momento, debieron prestarle su ayuda y colaboración para un proyecto teatral determinado, así como de la incomprensión o indiferencia de otros. A pesar de eso, nunca se dejó arrastrar por el desaliento, buscando siempre el mejor modo de escapar y de salir adelante, trabajando con entusiasmo y transmitiendo ese entusiasmo a cuantos le rodeaban”.

Visiblemente emocionada, Elba García Hernández confesó que: el teatro canario y, especialmente el de Tenerife, le debe mucho a Francis del Rosario, el cual tristemente nos dejó sin que saldásemos esa deuda. Sin duda, tenemos que reconocer que muchas personas parecen haber olvidado quién fue este gran hombre y persona, motivando que luchemos de manera solidaria para que su nombre no caiga en el olvido y que, con toda justicia, pase a ocupar el puesto de honor que le corresponde en la historia de teatro canario”. 

Por último, puedo decir que fui un privilegiado conocer a este gran hombre, donde compartimos una bonita amistad y escenario en los ensayos de la obra titulada: Radio Machete, del dramaturgo Cirilo Leal.