El candidato al Senado por el PSC-PSOE, Jonay Rodríguez, incumplió el código ético al no comunicar a la Federal que tiene una condena judicial firme

Fue juzgado y condenado por injuriar y provocar daños al coche de un periodista

EDDC.NET / Santa Cruz de Tenerife

Estos son los mimbres con los que se adorna el sector de Javier Abreu en el PSC-PSOE tinerfeño. Mira que hay gente válida bajo el palio del vizconde de Nivaria, que puede dar nivel a la Cámara Alta de este país, aunque siempre se la está cuestionando. Pero no, han escogido a uno de los políticos con peor trayectoria institucional de estas bandas socialistas y que ha dejado una huella imborrable en su municipio natal, Puerto de la Cruz.

Jonay Rodríguez fue concejal en el gobierno de Lola Padrón, ese gobierno que nació fuerte y al que mató el ya fallecido Marcos Brito con la inestimable ayuda de un somatén televisivo, que se dedicó día y noche a crucificar a todos aquellos que no fueran Marcos y que con saña intentaban acabar con reputaciones, carreras políticas y todo lo que se pusiera por delante.

Dos espadachines que se pusieron por bandera acabar con Jonay Rodríguez, al que además le reprochaban cuestiones personales que no vienen a cuento. Uno de ellos era y es el periodista Daniel Montesdeoca, el cual, es el protagonista de una historia que puede acabar con ese proyecto futuro que acaricia Jonay Rodríguez y que le puede sacar de ese marasmo profesional en el que vive ahora y que lo tiene enloquecido, ante la suculenta mordida que le puede dar al presupuesto público.

Jonay Rodríguez en aquel entonces, concejal socialista en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, se dejo llevar por la imprudencia y atacó de palabra y obra, junto a miembros de las Juventudes Socialistas, al periodista Daniel Montesdeoca, el cual, lo denunció ante la Guardia Civil y luego lo llevó al juzgado, donde al final fue condenado por un delito de injurias leves y una falta de daños, ya que le rayó su coche y le provocó desperfectos valorados en 328 euros.

La sentencia es clara. “debo condenar y condeno a Ángel Jonay Rodríguez López, como autor penalmente responsable de una falta de daños y otra de injurias leves a la pena, para cada una de ellas, de diez días de multa con una cuota diaria de seis euros. Igualmente en concepto de responsabilidad civil se le condena a indemnizar a Daniel Montesdeoca a 328, 07 euros”, pero lo que importa es el extenso argumentario jurídico, inusual en estos juicios de faltas, donde la magistrada Rosa María Reyes González va determinando por un lado la fortaleza de la denuncia de Montesdeoca y la deleznable y criticable actitud del concejal, que sin guardar las apariencias y dejando a un lado su condición de servidor público ha quedado como un vulgar matoncillo de tercera. Y eso que la recurrió, pero la Audiencia Provincial la ratificó y la hizo firme.

Dijo la jueza que, “la declaración del denunciante es clara y contundente, corroborada de diligencias de resultado objetivo e incontestables, cuales son las fotografías que obran en la causa, así como del informe pericial y acta de inspección ocular realizada por la fuerza instructora. La imputación de tal perjuicio económico al denunciado resulta lógica, atendida la declaración de un testigo, al manifestar que le vio rayar el maletero y la puerta izquierda del vehículo, momentos después de haberse cruzado con él, profiriendo las expresiones injuriosas e intimidatorios ya señaladas”.

Es más, marcó con precisión el entorno de contienda política entre el exconcejal y el medio en el que trabaja Daniel, la cual fue siempre virulenta y terrible y si a eso le añadimos que los testigos que iban con Jonay, eran todos socialistas, hecho que le perjudicó notablemente, pues la derrota surgió clara y rotunda. Una derrota tan chunga para Jonay y los suyos que produjo la justificación para que el edil, que aquí parece que ha perdido todos los juicios, el suyo propio y del que estamos hablando ahora, fuera condenado y no se le aplicara la presunción de inocencia que a todos nos otorga el artículo 24 de la Constitución Española.

Luego entró a valorar las cuantías de las dos penas, que ya hemos señalado, que aunque importantes, palidecen ante la condena moral que ha caído sobre este exconcejal, que en lógica y por lo que ha pasado en el juzgado de instrucción de La Orotava, debió dimitir y poner su cargo a disposición del partido en aquel tiempo, porque quien no se controló y fue capaz de abandonarse a estos estallidos de violencia contra una persona que ejerce la crítica contra él desde un medio de comunicación, no ofrecerá garantías de equilibrio y mesura para ejercer cualquier cargo público.

Y esto es lo que ahora debe impedir que llegue al Senado. Pero lo alucinante es que Jonay Rodríguez y de paso todo el sector de Abreu, no comunicaron esta circunstancia a la Federal, incumpliendo el código ético del PSC-PSOE, que impide que los socialistas condenados ocupen cargos institucionales. ¿Lo haría por eso? Si esto es así, deberían apartarlo de esa titularidad que bendijo el pasado fin de semana la ejecutiva regional. No merece estar en el Senado, no representa para nada los valores socialistas.