El Hierro tiene en este momento controlada la presencia del Rabo de Gato

Según informa el consejero insular de medio ambiente

EDDC.NET/Santa Cruz de Tenerife

La isla de El Hierro tiene en este momento controlada la presencia del Rabo de Gato, informó ayer martes, 24 de noviembre, el consejero insular de Medio Ambiente, Héctor Hernández, a través de la cuenta en Facebook del Cabildo de El Hierro ante el interés y preocupación mostrado por varios ciudadanos y colectivos.

Hernández recuerda la presencia del Rabo de Gato (Penisetum setaceum) en la isla se detectó  desde  1997 (está en la lista de las 100 especies más invasoras del Mundo) y desde entonces se está trabajando desde el Cabildo para su control y erradicación.

Los informes técnicos con los que cuenta la Institución para 2014 y 2015 , ya dan cuenta de actuaciones para su control desde el 31 de octubre de 2014 en El Matorral (Frontera), donde se localizó tres ejemplares, y en la salida del túnel de Frontera por la boca Norte (1 ejemplar). El mes de noviembre de ese año, recogían una actuación en Hamacas (Echedo) en terreno particular, con 4 ejemplares.

Durante 2015 se han realizado las siguientes actuaciones, todas en el municipio de Valverde: en la salida del túnel Los Roquillos boca Norte (16 de octubre, 4 ejemplares), en las inmediaciones del Hospital insular (23 de noviembre, 1 ejemplar) y en fincas particulares y exteriores de Echedo (23/24 de noviembre, 8 ejemplares).

Asimismo, se han llevado a cabo revisiones de las poblaciones detectadas otros años en Frontera (Belgara, El Matorral) y Valverde (El Tejal) con resultado negativo de las mismas.

Para el desarrollo de estos trabajos se ha contado con personal especializado de los viveros de la institución y han consistido en el arranque de las espigas e introducción en bolsas de plástico de los ejemplares colectados, tratamiento químico de la zona con herbicida.

El consejero recuerda que “la Institución agradece toda  colaboración ciudadana a la hora de detectar ejemplares de esta gramínea que se localiza normalmente en márgenes de carreteras, cauces de barrancos y cualquier terreno que haya sido removido por cualquier causa, desde la construcción de canteras o la apertura de pistas”. Su expansión causa preocupación, no sólo por su potencial peligro para la vegetación autóctona sino también por la agresividad con los cultivos, especialmente con los viñedos.