El campo canario recibirá ayudas valoradas en 11,3 millones de euros

Las ayudas son toda una inyección de liquidez a un sector que, como tantos otros, se ha visto afectado por la caída del consumo durante la cuarentena

EDDC.NET/Madrid

La consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del gobierno de Canarias destinará un total de 11,3 millones de euros en subvenciones a explotaciones agrícolas productoras de aloe vera, olivo, cultivos forrajeros y tomates, además de ayudas para la exportación de frutas, hortalizas, raíces y tubérculos, flores y plantas medicinales. Lo hace en el marco del Programa Comunitario de Apoyo a las Producciones Agrarias en Canarias (POSEI).

Los beneficiarios son más de 500, y al momento del anuncio la consejera titular, Alicia Vanoostende, quiso agradecer al personal de la consejería el trabajo realizado en estas circunstancias excepcionales. Y es que, además de publicar la orden entre mediados y finales del mes de abril, también se agilizaron los procedimientos administrativos durante el estado de alarma, lo que impulsó la tramitación.

Las ayudas son toda una inyección de liquidez a un sector que, como tantos otros, se ha visto afectado por la caída del consumo durante la cuarentena. Según datos de BBVA Research, las compras en Canarias cayeron un 70% debido al cierre turístico.

Aumentar la ventaja competitiva

Son los agricultores los que deben aprovechar las ayudas para aumentar las ventaja competitiva de sus explotaciones, tomando decisiones coherentes en pro de la calidad de su producto y, por extensión, la consecución de beneficios.

Puede ser de mucha ayuda ponerse en manos de un laboratorio con la acreditación ENAC que proceda al análisis de su explotación o de los alimentos. Sus resultados, si son ofrecidos con las máximas garantías, serán un elemento diferenciador que aumente la ventaja competitiva y que incluso permita abrir el negocio al mercado internacional. 

Con los análisis agrícolas se trata de conocer las explotaciones a fondo para optimizar los rendimientos, tanto de cultivos herbáceos como en plantaciones de árboles. Se procede al análisis físico-químico de suelos, aguas, muestras foliares y fertilizantes para conseguir la máxima rentabilidad, lo que implica el estudio de texturas, salinidad, pH, materia orgánica y nutrientes principales.

Se trata de una herramienta fundamental que ayuda en la toma de decisiones, y que se estima conveniente realizar al menos una vez cada cuatro o cinco años. Sin embargo, hay empresarios agrícolas que proceden anualmente para tener todas las garantías y poder rentabilizar su cosecha anual al máximo.

La innovación tecnológica, entre las claves del éxito

La profesora de Sociología Esther Díez, que ejerce en la Universidad de Burgos, explica en el informe “Las estrategias del empresario agrario en un mundo rural globalizado” que, en un mundo cada vez más globalizado e interdependiente, el sector agrario ha experimentado un profundo cambio, al que ha tenido que adaptarse el empresario agrícola. En esa transformación, la política agraria común, la modernización y la globalización han sido las claves fundamentales.

Entre las estrategias que conduzcan a un cambio cualitativo y cuantitativo para mantener el medio rural, así como a quienes viven de él, la innovación tecnológica es una de las más representativas. Por eso mismo, ha sido uno de los objetos de la Política Agraria Común, redundando en beneficio para la sociedad.

Lo más relevante ha sido la introducción de nuevas tecnologías de la información en la agricultura, para reducir los costes de producción y ganar en competitividad y eficiencia. Permiten disponer de toda la información sobre ayudas, políticas agrarias o tendencias del mercado.

Se insta al empresario agrícola a que, de manera continua y progresiva, sea innovador y logre mejorar las expectativas de su empresa, adaptando nuevas técnicas de productos, variedades de productos y herramientas, dando cabida a las tecnológicas. Eso, por supuesto, requiere formación.

La asociación como eje

Como señala la profesora Díez en su informe, fruto de una mesa de trabajo sobre sociología rural y sistema alimentario, el asociacionismo es otras de las grandes estrategias que el empresario debe incorporar en el siglo XXI.

Las entidades asociativas están experimentando un protagonismo creciente, que se estima clave en la propia evolución del sector y, en concreto, en la reestructuración agraria y el mantenimiento del medio rural. De hecho, es una fórmula muy antigua y que en el sector cuenta con tradición.

Hasta el momento, las fórmulas más exitosas han sido las cooperativas y las sociedad agrarias, pues han contribuido a incrementar la eficiencia en la gestión. Pese a que se realiza en toda España no tiene mucha relevancia social y económica, pues la participación de los agricultores no ha sido precisamente alta.

Las dos otras dos estrategias señaladas son la multifuncionalidad y la diversificación. El primer parámetro hace referencia a la incorporación de nuevas funciones que van más allá de la tradicional, basada en producción de materias primas. Las funciones no productivistas son de índole ambiental, territorial y social.

En cuanto a la diversificación, también tiene que ver con la innovación, creatividad y dinamismo que sea capaz de afrontar el empresario agrario, mirando al futuro y asumiendo riesgos en un contexto que siempre es de incertidumbre.

Con todo, además de las tan necesarias ayudas públicas que sirvan para dinamizar el sector, el empresario debe incorporar estrategias para aumentar su ventaja competitiva.