Gagan Kunwar: “He vuelto a recuperar la sonrisa”

Nepal se encuentra entre los países más pobres y menos desarrollados del mundo, con aproximadamente una gran parte de su población viviendo por debajo de la línea de indigencia (con un ingreso por cápita a duras penas de 240 dólares). Las personas salen de su país por muchas razones, pero en el caso de los migrantes indocumentados la razón, casi siempre, es la búsqueda de una vida mejor, sea para ellas mismas o para sus familias, a veces en busca de trabajo y a veces para escapar de la pobreza, los desastres naturales, la violencia, el conflicto armado o la persecución. Los migrantes objeto de tráfico ilícito son vulnerables a la explotación y el abuso y sus vidas y seguridad muchas veces corren peligro: se pueden asfixiar en el interior de los contenedores, perecer en el desierto o ahogarse en el mar mientras son conducidos por contrabandistas que lucran con un tráfico en el que los migrantes se convierten en mercancías. Por tratarse de un delito clandestino, las cifras de valor en el plano mundial son difíciles de determinar con precisión. Gagan Kunwar es un joven nepalí que tuvo la valentía y el arrojo de salir de su país dejando a su familia con dolor de su alma. Cuando comenzó a contarme su odisea en su huida por esos países de Europa, por un momento pensé que su historia debería de ser llevada a las pantallas gigantes de los cines o escrita en las páginas de una gran novela. Sin duda, y como reseña del libro: En busca de la libertad, cuyo autor es Sergio Sinay, destaca que: la búsqueda de la libertad verdadera requiere esfuerzo. Y una necesaria e inexcusable responsabilidad. La libertad es algo mucho más inmensa y profunda que la falta de obstáculos o que el muy discutible derecho a hacer lo que uno quiere, como y cuando quiere. Esa fue la libertad que quería encontrar Gagan Kunwar para el y su familia. Un lugar de Europa que le pudiera dar una estabilidad de futuro, derechos y respeto. Un día, Gagan Kunwar decide abandonar su aldea Pindikhola Pittalthuma,  perteneciente al distrito Syangja. A partir de ahí comienza un largo proceso de sufrimientos, fatigas y esfuerzos, pero con la ilusión de conseguir su objetivo que no era otro que asentarse en el Archipiélago canario de forma legal. Viaja de forma ilícita por varios países de Europa, entre ellos, República Popular Bielorrusa; Alemania y Rusia. “fueron momentos muy duros para mi y para el resto del grupo de migrantes ilegales que buscábamos traspasar las fronteras de Europa”. Ni que decir tiene, que este valiente hombre nepalí arriesgo su vida para intentar traer a su bella esposa, Kalpana Kunioar y a sus hijos, Nischal Kunwar y Nirdeesh Kunwar; entre las noche frías de las selvas, las luces de las linternas de los policías de las zonas fronterizas y los disparos de intimidación. Visiblemente emocionado y serio, Gagan Kunnwar, recuerda que: “una noche intentamos cruzar una frontera escondidos entre cientos de kilos de papas que transportaba un camión. Casi morimos asfixiados”, señala el protagonista de esta historia. Para este gran hombre no es fácil recordar el precio que tuvo su libertad, ya que: “fui capturado varias veces e interrogado en las cárceles de varios países de Europa. Entre ellos, Alemania”. El hambre; la severidad del invierno ruso y alemán, acompañadas de durísimas nevadas, estuvieron a punto de acabar con la vida de los inmigrantes huidos, en la búsqueda de la libertad y una mejor vida. Es difícil o casi imposible escribir todo lo sucedido en una página, pero lo cierto es que Gagan Kunwar logró establecerse legalmente en nuestro país, consiguiendo traer a su familia y vivir en unas condiciones con mayor calidad de vida. Por todo ello, recientemente este heroico nepalí viajo con la Organización humanitaria Cooperación Internacional Dona Vida, con el objetivo de volver a la aldea rural que le vio nacer y crecer, y donde viven sus padres y restos de su familia. Tras su dura experiencia como inmigrante indocumentado y seis años fuera de su aldea, Gagan Kunwar quiere ayudar a los habitantes de su aldea, con el propósito de que puedan tener unos derechos, un mundo más justo y una mayor calidad de vida. La vida le ha devuelto nuevamente su sonrisa.15672912 1185445604880325 656569251793847115 n1