Actores de nuestras propias mentiras

Cada día soy más realista en la sociedad occidental en la que vivo. Una sociedad  del siglo XXI, salpicada por las hipocresías, mentiras y falsedades. Vivimos tan de prisa que no nos acordamos en el día, mes y año en que vivimos. Somos actores de nuestras propias mentiras, vanidades y egoísmos. Esa es nuestra cultura, nuestra forma de vivir, pensar y de ver las cosas. Presumimos de ser solidarios con los más necesitados, pero nada más lejos de la realidad, salvo pequeños grupos de personas y organizaciones humanitarias, especialmente aquellos que lo hacen de forma voluntaria. ¡Cuánta mentira! El dolor no llega hasta que nos toque directamente a nosotros. Mientras tanto, vivimos con el entusiasmo de recibir una nueva Navidad, engalanada por miles de bombillas y otras figuras decorativas; convirtiéndonos en cómplices directos del materialismo, especialmente del derroche del capitalismo-consumismo. Por todo ello, y como mentiras más beneficiosas para los más poderosos, el principal argumento para la defensa de la sociedad de consumo se apoya en que el consumo contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas y que ayuda a las sociedades a desarrollarse. Sin embargo, lo autores pro-consumo olvidan que en esta sociedad ideal, donde las personas pueden comprar cualquier cosa que quieran, hay muchas personas que no pueden consumir, ya que el principal requisito para disfrutar de la sociedad de consumo, moderna y desarrollada, es tener dinero. En la sociedad actual sigue habiendo millones de pobres, incluso en países desarrollados, que no pueden participar en la sociedad de consumo. Mientras una gran parte de seres humanos del planeta tierra mueren por hambre y por las acciones bélicas de los países más poderosos; lo que llamamos evolución humana y tecnológica no es más que estrategia de las sociedades más ricas; de aquellos países poderosos que juegan y trafican discriminatoriamente contra los sentimientos y vidas humanas de los más pobres. Según un ranking del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Estados Unidos, Rusia, China, Alemania y Francia son los mayores exportadores de armas a nivel mundial. Entre los cinco controlan el 73 por ciento del mercado de exportaciones de armas, destacando Estados Unidos (con un 31% del mercado en el periodo comprendido entre 2010 y 2014) y Rusia (con un 27%). Por su parte, China, Alemania y Francia se reparten un 5 por ciento, cada uno, del mercado. El ejemplo más claro y cruel lo tenemos en Siria, donde miles de inocentes están muriendo por el holocausto de guerra contra la ciudad de Alepo. Lo cierto es, que la realidad de los más débiles, pobres e inocentes, no interesa verla de manera solidaria. El mundo actual esta sumergido en una mentira constante; lleno de ideas e ideológicas basuras y xenófoba.  Me río de todos aquellos que intentan ser lo que no son. Muchos van a misa para luego convertirse en la sociedad como seres hipócritas y actores de sus propias mentiras. Así está estructurado el reparto del mundo. Así son los poderes fácticos. Así son las sociedades denominas como evolucionistas del mundo occidental del siglo XXI.   

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