La Iglesia de los protagonismos

Una vez más, la Iglesia, ese Estado que emerge como un «sacramento», un «signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano», por cuanto ella misma se declara fundada por Cristo.  Está compuesta por 23 iglesias sui iuris que se encuentran en completa comunión con el papa y que en conjunto reúnen a más de 1.200 millones de fieles. Se trata de una comunidad cristiana que se remonta a Jesús y a los doce apóstoles, a través de una sucesión apostólica nunca interrumpida,  también compartida con la Iglesia ortodoxa. No descubro nada nuevo, si escribo que la Iglesia, desde su creación, siempre ha sido poderosa, seductora, corrupta y convertida en muchas ocasiones por muchos de sus ministros de Dios, en una especie de secta. Las galerías de la sede del Vaticano guardan muchos secretos, mucha información que el mundo actual no sabe. Sin duda, todo es cuestión de fe, de milagros que sólo algunos dicen haber vistos, pero sin que las pruebas hayan sido demostradas. De la Iglesia católica apostólica romana, de la cual se cree que fue fundada sobre la Roca, Pedro (cf. Mt 16, 18) y que está unida bajo el sucesor de Pedro, que es el Papa; se podría estar hablando y escribiendo millones de años, pero ese no es el motivo de este escrito.

Nuevamente, en este comienzo de siglo XXI, la Santa Iglesia del mundo occidental, vuelve con el protagonismo al que ya nos tiene acostumbrado desde la Edad Media; prohibiendo desde el día 2 de noviembre del presente año, esparcir las cenizas de los difuntos y también que sean conservadas en casa, según el nuevo documento aprobado por el papa Francisco. Del mismo modo, la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio, ha redactado un nuevo documento con el nombre de "Instrucción Ad resurgendum cum Christo" que sustituye al anterior de 1963, que fue aprobado el 18 de marzo de 2016 por el papa Francisco y que pone orden ante las nuevas prácticas tanto de sepultura como de cremación consideradas "en desacuerdo con la fe de la Iglesia". En el documento se explica que aunque la Iglesia sigue prefiriendo la sepultura de los cuerpos, se acepta la cremación, pero se prohíbe esparcir las cenizas, dividirlas entre familiares o conservarlas en casa. Además, advierte que "en el caso de que el difunto hubiera dispuesto la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana, se        le han de negar las exequias”.  

Sinceramente, entiendo que hablar o escribir sobre la Iglesia cristiana del mundo occidental es muy complejo y comprometido, ya que la Iglesia supone poder y riqueza. No cabe duda que todo depende de la fe y del lugar donde hayas nacido. Para el mundo mesopotámico, sus dioses eran Anum, que era el fundador de la dinastía divina y el padre de los dioses. Junto a él, Enlilel dios del viento, y Enki (llamado Ea, en acadio), el dios de las aguas dulces subterráneas, constituían la gran tríada de los dioses supremos. El grupo de los siete grandes dioses de Mesopotamia se completaba con Shamashel dios sol; Sin, el dios luna; Ishtar, la diosa del amor y de la guerra, y Ninhursag, la diosa madre. Para el Antiguo Egipto, las deidades eran los dioses como Osiris, Anubis y Horus. En el Islam, Dios es conocido por distintos nombres: el Justo, el Clemente, el Creador, entre otros. Sin embargo, según El Corán, “Alá” es el nombre en árabe que Él (Dios) ha preferido sobre los demás. La raíz lingüística de “Alá” indica que Él es el Único digno y merecedor de ser adorado y obedecido.

En fin, que cada pueblo del planeta tierra tiene su cultura, sus propios dioses, sus propios dogmas, convicciones y fe religiosas. En una opinión muy sujetiva, creo entender que los dioses los crean los hombres para aferrarse a una idea y una fe que les permitan creer en algo que les puedan dar fuerza para vivir en este mundo. En lo que a mi respecta, yo quisiera morir dignamente, ser incinerado y que mis cenizas sean esparcidas en el fondo del Atlántico. Poco me importa si la Iglesia que representan los seres humanos como yo, con defectos y virtudes, me den las últimas exequias.  Respeto las religiones, pero no las compartos, ya que todas ellas están hechas por el pensamiento del ser humano.     

INCINERACIÓN